El nuevo año comenzó en Francia con el gobierno poniendo el pie en el acelerador para aprobar cuanto antes una reforma que el presidente, Emmanuel Macron, considera clave: la de las jubilaciones. La idea del oficialismo es que el proyecto, que comenzará a ser discutido por el parlamento en febrero, sea adoptado, a más tardar, en setiembre.
Renacimiento, nombre relativamente reciente de la antes llamada La República en Marcha, el partido de Macron, contaría con los votos de Los Republicanos –la formación más dura de la derecha tradicional– para que la reforma sea adoptada. Pero la oposición se anuncia dura, tanto en el parlamento como en la calle. El martes 10, la primera ministra, Élisabeth Borne, presentó públicamente el proyecto y de inmediato todo el movimiento sindical y toda la izquie...
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