La elección presidencial del domingo 28 de julio en Venezuela va camino de profundizar la larga crisis política marcada por la polarización entre el gobierno de tendencia izquierdista y la oposición centrista y de derecha, porque no hay acuerdo sobre los resultados, el árbitro electoral no los ha publicado y cada hora que pasa se hace más difícil una auditoría.
En la madrugada del lunes 29, Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo controlado por el oficialismo, leyó un boletín según el cual hubo una participación del 59 por ciento del padrón electoral –que tiene 21,3 millones de inscritos– en las 30.026 mesas repartidas en todo el país, y con el 80 por ciento de transmisión de las respectivas actas –en Venezuela el voto y el escrutinio están automatizados–,...
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