Si bien se conoce que el asesinato del escritor, dramaturgo y poeta español Federico García Lorca pesó sobre la dictadura que dio origen a la guerra civil española en 1936, el régimen franquista nunca reconoció responsabilidad alguna en su fusilamiento. Durante mucho tiempo se encargó de difundir versiones que le atribuían la muerte a una trifulca callejera, e incluso a una pelea entre amantes homosexuales. Pero la historia dio el giro esperado.
La cadena informativa española Ser reveló un documento redactado casi treinta años después de la muerte del artista, que dejaría en claro la responsabilidad política de las fuerzas sublevadas en su detención y asesinato.
En dos folios y nueve párrafos, redactados el 9 de julio de 1965 en Granada por un policía que no firma, se cuenta: “En el cuartel de Falange, instalado en la calle San Jerónimo, se hallaba el jefe de bandera don Miguel Rosales Camacho cuando en él se presentaron el diputado obrerista por la Confederación Española de Derechas Autónomas (Ceda), don Ramón Ruiz Alonso, don Juan Trescastro, don Federico Martín Lagos y algún otro que no ha podido precisarse, con una orden de detención dimanante del gobierno civil contra Federico García Lorca”.
Los motivos de la detención habían sido que García Lorca era considerado un enemigo del régimen por ser “un masón perteneciente a la logia Alhambra (Granada) en la que adoptó el nombre simbólico de Homero, desconociéndose el grado que alcanzó en la misma” y estaba “conceptuado como socialista” por su vinculación al dirigente Fernando de los Ríos y otros “jerifaltes de igual signo político”. Además “estaba tildado de prácticas de homosexualismo, aberración que llegó a ser vox pópuli, pero lo cierto es que no hay antecedentes de ningún caso concreto”.
Sobre su apresamiento, el documento relata que tras dos registros efectuados en su domicilio en Granada, víctima del miedo, se refugió en casa de unos amigos. Una vez descubierto su escondite, el lugar fue rodeado “con gran aparato por milicias y guardias de asalto”, que coparon calles y tejados.
Ya detenido, “fue sacado del gobierno civil por fuerzas dependientes del mismo y conducido en un coche al término de Viznar (Granada), y en las inmediaciones del lugar conocido como Fuente Grande, en unión de otro detenido cuyas circunstancias personales se desconocen, fue pasado por las armas después de haber confesado, según se tiene entendido, siendo enterrado en aquel paraje, muy a flor de tierra, en un barranco situado a unos dos quilómetros a la derecha de dicha Fuente Grande, en un lugar que se hace muy difícil de localizar”. Además de narrar el crimen, en el parte se revela que no fue el único al que se dio muerte en ese lugar; habría estado acompañado por dos banderilleros y un maestro.
Esta documentación puede no ser una prueba histórica, incluso falta información de cómo fue y qué habría confesado, pero aporta una versión diferente, que asegura que fue asesinado por el franquismo, idea sumamente factible dadas las circunstancias y el misterio que rodearon su muerte y la desaparición del cuerpo.
En cuanto al lugar de enterramiento, también difiere de algunas localizaciones señaladas hasta el momento y en las que, a pesar de las exploraciones realizadas, no han aparecido restos que pudieran ser vinculados al artista.