Y entonces habló el cuervo y empezó la diversión - Semanario Brecha
Cultura Suscriptores

Y entonces habló el cuervo y empezó la diversión

“Vida del cuervo blanco”, de Carlos Liscano, es un libro escrito en 2009 pero que acaba de ser publicado. La pregunta de quién escribe y de si es posible escribir es el asunto más radical que plantea su literatura de la última década.

Vida del cuervo blanco, de Carlos Liscano. Buenos Aires, Seix Barral, 2015. 334 págs.

“¿Por qué ya no puedo escribir? No lo sé. Es probable que haya dicho todo lo que tenía para decir, si es que alguna vez tuve algo para decir. Es probable que la reflexión a la que ingresé hace treinta años ya haya dado todo lo que podía dar. Los libros que escribí después de la cárcel fueron todos consecuencia de mis lecturas y reflexiones del tiempo de encierro. Reconocer mi incapacidad, la sequedad, es un derecho y una obligación. No lo es sin dolor.” Estas palabras están en las primeras páginas de Vida del cuervo blanco, de Carlos Liscano; un libro escrito en 2009, pero que acaba de ser publicado. La pregunta, la respuesta y también el dolor forman parte de un asunto que desde hace tiempo preocupa y ocupa al autor y que tuvo una concreción fundamental en El escritor y el otro (2007), un...

Artículo para suscriptores

Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social

Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.

Suscribite ahora

¿Ya sos suscriptor? Logueate

Artículos relacionados

Acento Suscriptores
Maduro asume un nuevo gobierno en Venezuela

Cívico-militar

Acento Suscriptores
El FA y su incomodidad frente a la Venezuela de Nicolás Maduro

La permanente

Edición 2043 Suscriptores
Medios concentrados, fútbol y un decreto exprés

Paquete cerrado

Edición 2043 Suscriptores
INCIPIENTE DISCUSIÓN SOBRE LA REGULACIÓN DE LAS REDES SOCIALES

Desatame de este enredo

Edición 2043 Suscriptores
ASSE opera tres veces menos que los seguros privados y la mitad que las mutualistas

Morir en la fila