No fue menos que nadie Antonio Gasalla, ni quizá más que ninguno. Pero nació bufo, nació clown. Es especialmente desolador que haya muerto sin recordar quién fue. ¿Y qué lo coloca en el Olimpo de los grandes? ¿Por qué merece el mármol de los únicos o de los tan pocos? Un gran artista comprende su tiempo y con las herramientas de su arte, lo expresa. Pero un artista mayor, además, anticipa el tiempo que vendrá.
El palacio de la risa nació en 1993, un año antes de que la Argentina tuviera su primera conexión a internet. Por entonces nos imaginábamos un mundo autómata, robotizado, un mundo hecho de unos y ceros en el que las emociones cederían terreno a manos de la función operativa de las cosas. Resulta que la revolución digital, 30 años después, nos tiene a todos exaltados, rabiosos, entran...
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