El espía compañero - Semanario Brecha

El espía compañero

La inteligencia militar adjudicaba un gran interés al movimiento sindical, y no desperdiciaba ninguna posibilidad de infiltración, así fuera mediante un espía en la Mesa Representativa del Pit-Cnt o un informante que ocasionalmente conversaba con el dirigente de un sindicato.

Foto: Juanjo Castell

El Departamento III (Operaciones) de la Dirección General de Información de Defensa –la inteligencia militar– estaba decidido a “plantar” un espía dentro del puerto de Montevideo y en especial entre los “ultras” (léase Mln) del sindicato portuario. A mediados de 1989 la “agencia” concentraba en la vieja casona de la calle Monte Caseros una abundante y diversificada información del ámbito sindical pero, más allá del infiltrado en el Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt, pretendía una “línea directa” con los sindicatos más activos, aquellos con capacidad de incidir en la vida política y económica del país: bancarios, transporte, Ancap, Ute, Antel, bebida, metalúrgicos y, por supuesto, portuarios, donde los primeros pujos privatizadores habían desencadenado conflictos y movilizaciones.

El documento titulado “Planificación de objetivos” ordenaba “reclutar una persona, la cual tenga acceso a información sobre las actividades izquierdistas dentro y fuera del puerto de Montevideo”. Además de revelar el nombre del candidato, el texto alecciona sobre las formas de reclutamiento y las evaluaciones.

M C G, un funcionario de la Administración Nacional de Puertos que trabajaba en el remolcador Artigas, fue recomendado por otro infiltrado, el “agente Jaime”, viejo conocido de M. Una primera fase, de obtención de datos, confirma que es casado, tiene una hija de 17 años, “tiene acceso a las actividades de los sectores izquierdistas dentro del puerto de Montevideo y fuera de éste”. Una segunda fase revela que en los años 68-69 “trabajó como informante para la embajada americana por intermedio de míster Rubinstein. El citado informaba sobre el Mln-T”. M era amigo del coronel Nelson Costanzo, quien logró reponerlo en la Anp después de que el coronel Ramírez lo despidió por un reclamo laboral (un coronel Ramírez presidía la Anp a finales de los setenta).

Una tercera fase, de captación, comenzó después de tomar contacto “con la mencionada persona, la cual se ofrece a colaborar con la agencia”. El documento evalúa que la “mencionada persona, debido a sus ansias por colaborar, es de fácil manipulación. Mentalmente es una persona a la cual las exigencias de esta Agencia no la afectan en absoluto”.

Mientras se dispone “realizarle una rutina aproximadamente de 15 días, a los efectos de analizar sus actividades particulares (fotografías –de la persona, de la familia, de su casa, de su vehículo–)”, los evaluadores detallan las “Motivaciones de la persona”.

“1) Económicas. Económicamente se encuentra muy bien. Tiene casa propia – vehículo propio.

2) Discriminación social. Ninguna.

3) Ideológicas. Hasta donde esta Agencia pudo investigar, (la) mencionada persona es de ideas democráticas.

4) Emocionales. Debido al problema con el coronel Ramírez, quiere de algún modo aclarar con las Fuerzas Armadas, para que no lo tilden de izquierdista.

5) Seguridad. A su familia. Tiene temor de que el Pcu o el Mln tenga información de que en algún momento fue informante de la embajada de Estados Unidos y del coronel (r) Nelson Costanzo.

6) Aventurismo. Tiene el afán de ser el súper-agente de información.

7) Sexuales. Hasta el momento se desconoce.

8) Vicios. Hasta el momento se desconoce.”

Después de la primera entrevista (en realidad la segunda, porque cuando concurría a la sede de la Dgid vio “izquierdistas en la zona”) se decidió concretar el reclutamiento. “Es importante la información que nos pueda suministrar ya que el servicio en estos momentos no tiene canales de información en el sector sindical del puerto, a su vez podrá informar sobre actividades de la ultraizquierda ya que la finalidad de su reclutamiento es militar gremialmente en el Mln del Suanp.”

La motivación de la seguridad para su familia pareció ser la determinante, porque, como explicó en la primera entrevista grabada por su manipulador, una vez que concurrió a la casa de la avenida bulevar Artigas del coronel Costanzo (informante también de la embajada estadounidense, aunque no lo aclara explícitamente), a propósito de unas operaciones de contrabando de armas a través del Yatch Club, el hijo, que después supo que era tupamaro, había escuchado la conversación. M logró insertarse en círculos sindicales y llegó a informar sobre la desaparición, en la Anp, de documentación referida a importaciones, afirmando que “hay políticos entreverados con contrabando”.

Desde el cerebro sindical. El interés de la inteligencia militar por la actividad sindical era tan intenso como por la actividad de los partidos políticos, aunque en determinados círculos se entremezclaba, cuando el espionaje se ocupaba del Partido Comunista, del Partido Socialista, del Pvp o del Mln.

“Leandro”, agente 03-E, era un dirigente de Coca Cola que participaba en la dirección de la Foeb, primero como secretario de actas y después como secretario de relaciones (internas de la federación, nacionales con otros gremios y con la central obrera). En calidad de tal concurría como delegado alterno al Secretariado Ejecutivo y a la Mesa Representativa de la central; también participaba de instancias de discusión sindical en el Partido Socialista.

Las transcripciones de los contactos entre el agente 03-E y el manipulador “Diego”, se centraban principalmente en las conversaciones que “Leandro” mantenía en el sindicato con Antonio Adourian y con Richard Read; y en el Pit-Cnt con Lalo Fernández y Carlitos Pereyra, principalmente. El supervisor del manipulador “Diego”, quien solía poner indicaciones a mano en los informes, recomendaba al agente “Leandro” estrechar la relación con Read y obtener información sobre el Mpp. Read había obtenido la mayoría de votos en la interna del Mpp: también reclamaba más detalles sobre el dinero que presuntamente recibió el Pit-Cnt de organizaciones suecas e italianas para financiar la campaña por el voto verde, de lo que el agente había informado tras una conversación con Adourian.

De su participación en las instancias de dirección de la central, “Leandro” recogió información sobre el conflicto aceitero, que el Pit resolvió no respaldar; o la opinión de la Mesa Representativa sobre el conflicto en la estiba de Fray Bentos, y sobre las elecciones en Aebu y Ancap.

La “agencia” estaba particularmente interesada en conocer de antemano la actitud del Pit-Cnt para el caso de que el 16 de abril triunfara el voto amarillo en el referéndum por la ley de caducidad. “Leandro” informaba que no había nada previsto (“hablé con Lalo y Carlitos y no oí nada”) porque la opinión mayoritaria en la Mesa era que triunfaba el voto verde. Sin embargo, Richard Read se opuso a una pegatina de último momento porque la información que circulaba era que el voto amarillo iba a empapelar Montevideo con 40 mil afiches con pegatineros contratados: “Puede pasar cualquier cosa”, advirtió.

La discusión interna en la Foeb sobre la distribución de atribuciones entre los dirigentes, y en particular la representación en el Pit-Cnt, provocó la renuncia de Read a la secretaría general. Pero una posterior negociación favoreció a “Leonel” y con ello a la “agencia”: “La gente entendió que era un trabajo de equipo –dijo “Leonel” a su manipulador– y que se podía rotar, así que Adoun­ian sigue como presidente y Richard como secretario y son los que se rotan en el Pit; y después algunos otros que hemos estado actuando, el caso mío, el caso de Burgos, de Coca Cola, que son los que más o menos pensamos que podemos seguir actuando. Por ejemplo, anoche fue Richard y Burgos, fui yo y se retiró Richard, quedamos Burgos y yo en la Mesa”. La infiltración de la central sindical, que había tenido un precedente con el agente 45, en 1987, quedaba asegurada hasta el siguiente congreso del Pit.

La lista de informes sindicales es extensa en el conjunto de documentos en poder de Brecha. Así, el agente 37 informaba periódicamente desde enero de 1987 sobre la interna de la ­Untmra; el agente 03-G proporcionaba solícitamente nombres y direcciones de abonados telefónicos a partir del número telefónico que se le proporcionaba, al punto que la “agencia” preguntó sobre las posibilidades de obtener una “guía invertida”. “La fuente informa que el tel 534508 pertenece a Manuelita Melgar, Estrázulas 1374/ 904 (…). La fuente informa: la dirección del tel 987887 corresponde a 18 de Julio 1333, apartamento 306”. En agosto de 1988 el agente 111 adelantaba los nombres de las nuevas designaciones en las jerarquías de Ancap; el agente 45-G informaba sobre las elecciones en el sindicato de Ancap; en Aebu, el agente 71-G informaba sobre actividades sindicales en el Brou; y al cabo del Ejército Daniel Imbriani (que pasó a ser agente 72 G, que trabajaba en la imprenta militar y era delegado de Aebu en la parte de atletismo, manteniendo contactos con Ricardo Piñeyrúa, jefe del departamento deportivo del sindicato, y Juan Telechea, jefe del departamento docente), “se le recomienda tener posiciones de centroizquierda, estar en contra del gobierno y no esconder que trabaja en la imprenta”.

El agente 33 elaboraba prolijos informes sobre las tendencias político-ideológicas de los dirigentes y delegados en Aute; y el agente 61-G tenía en el dirigente Jorge Silvano una fuente privilegiada de datos sobre la interna de la Unión de Trabajadores de Cutcsa (Utc): “En julio (del 89) Silvano le comentó a la fuente que Pepe d´Elía y el presidente Sanguinetti habían llegado a un acuerdo sobre la acción sindical para el resto del año, pero que Sanguinetti rompió el acuerdo al no cumplir con cosas importantes”. Con caligrafía apresurada, el supervisor estampaba a mano, infructuosamente: “¿Qué cosas importantes?”

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