El título de esta novela tiene la elocuencia suficiente para que notemos la presencia temática, sopesemos que el deseo amoroso se desatará como una adicción y justifique citar a Safo: «Otra vez Eros, que desata los miembros,/ me tortura/ dulce y amargo/ monstruo invencible». Hago énfasis en «Otra vez Eros» porque el título elegido implica una repetición, ya que se desprende de un pasaje de Solitario de amor, novela lírica en la que los lectores asistimos al soliloquio del amante abandonado y, aun así, devoto de su amada.1
La obra que aquí nos convoca fue publicada en 1999 y podríamos considerarla no solo una creación autónoma, sino parte de un ciclo que pone de forma deliberada al deseo en el centro. Si repasamos la cronología de las publicaciones encontramos que Solitario de amor vio la l...
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