¿Para dónde va el gobierno de Daniel Noboa? Cuando terminamos de redactar estas líneas, a fines de diciembre, ya se había cumplido un mes desde que se inauguró el nuevo gobierno. En este tiempo, su popularidad había crecido moderadamente: inició el mandato con una aprobación de entre el 58 por ciento y el 60 por ciento y había subido a un rango que va del 64 por ciento al 69 por ciento según diversas encuestas. Y poco a poco se van precisando sus contornos, su contenido y sus líneas de acción. En síntesis: un gobierno de unidad de clase; un proyecto político de recambio generacional y renovación del poder oligárquico.
UN GOBIERNO DE UNIDAD DE CLASE
El equipo de gobierno fue uno de los principales interrogantes al comienzo del mandato. Noboa fue anunciando muy poco a poco, a cuentagotas, la conformación del gabinete ministerial. El 23 de noviembre, día de su posesión, no se tenía aún el cuadro completo. Así y todo, la línea general siempre fue clara: constituir un gobierno de unidad de clase,1 mediada por las relaciones de negocios y por las proximidades personales y familiares.
Los nuevos ministros y altos funcionarios son empresarios bananeros, del turismo, comercio, seguros, proyectos urbanísticos y ensamblaje de tecnología; también hay empresarios de negocios que brindan servicios a capitales privados en materia tributaria, de seguridad y de suelos. En el listado destacan también gerentes y altos funcionarios de grandes empresas nacionales y transnacionales, como también consultores y académicos de universidades privadas y de fundaciones que ofician de think tanks para los grupos dominantes. Se encuentran también miembros de la capa acomodada de la burocracia política, un militar en retiro y exdirigentes de gremios empresariales. El cuadro se cierra con amigos y personas cercanas al nuevo presidente, a su padre y a sus empresas. La mayoría parece no tener vínculos políticos anteriores, pero se encuentran nexos con el Partido Social Cristiano, con el movimiento Creando Oportunidades (CREO) –incluida la antigua Democracia Popular, que se unió a CREO– y con redes «libertarias».
LOS NUEVOS GOBERNADORES
El nombramiento de gobernadores ha presentado las mismas vicisitudes que el de los ministros: el nombramiento de cuatro de ellos no duró más de ocho días y otros dos no duraron más que unas pocas horas… En ningún caso se brindó explicación ninguna. Y, en cierto sentido, son también vicisitudes emparentadas las que envolvieron la relación del nuevo presidente con su vicepresidenta. Vicepresidenta, ministros, gobernadores, todo esto habla de la insuficiente consolidación previa de un equipo para gobernar y de las dificultades que encuentra no solo para llenar el cuadro de altos funcionarios, sino para sellar el juego de alianzas.
Revisando el listado de los gobernadores, se observa que tienen varias procedencias. El grupo de largo más numeroso, diez de los 20 funcionarios recién nombrados, son militares y policías en servicio pasivo, varios de ellos con experiencia de mando en zonas que se han caracterizado por el incremento extremo de la violencia delincuencial y la presencia del narcotráfico. Siendo el grupo más numeroso, marca quizás el sentido inmediato principal de la política interna. Quizás se piense justificada esta presencia mayoritaria para hacer frente a la inseguridad generada por la violencia y el narcotráfico y por una visión política centrada en la punición y en el control de territorios y poblaciones; como ya se ha visto en gobiernos anteriores, se trata de una mirada que fácilmente se expande desde la lucha contra el narcotráfico y la violencia criminal hacia la confrontación con la protesta social. Con las primeras nominaciones, los uniformados estarían presentes en 11 provincias: tres de la Costa, cinco de la Sierra y tres de la Amazonía; con los cambios anunciados una semana más tarde, encabezaban diez de 20 provincias: dos de la Costa, cinco de la Sierra y tres de la Amazonía. Los últimos cambios vuelven a subir su peso: a 12 en el total y a cuatro en la Costa.
Otro grupo está conformado por empresarios propietarios de negocios de tamaño mediano o pequeño; cuatro nuevos gobernadores pertenecen a este grupo: tres en la Costa y uno en la Sierra. En este caso, podríamos decir que se trata de establecer alianzas a nivel territorial entre los grandes capitales que controlan la economía y la política nacionales con capitales que tienen cierta importancia en los ámbitos local y regional.
El último grupo está constituido por personas que pertenecen a una suerte de élites burocráticas político-administrativas locales, con cierta experiencia en el manejo de relaciones políticas locales y en la administración de segmentos del Estado y del aparato gubernativo.
RENOVACIÓN GENERACIONAL
Daniel Noboa tenía 35 años al asumir la presidencia, y cumplió 36 a los pocos días de iniciar su mandato. Es el mandatario más joven de la historia del Ecuador después del primer presidente republicano, Juan José Flores, que llegó al poder sin haber cumplido todavía los 30 años, pero ciertamente eran otras épocas. En la campaña, Noboa utilizó mucho la referencia a la juventud como recurso propagandístico, y, en un país en el que se ha hablado mucho durante estos años de la falta de recambio en los liderazgos sociales y políticos, eso tiene su importancia. Varios análisis han hecho énfasis en lo decisivo que fue el voto de los jóvenes para el triunfo electoral de Noboa.2
Así que, cuando se comenzaron a dar los primeros nombres para formar el gabinete, se vio que jóvenes mujeres y hombres tendrían un peso muy importante en el gobierno. Entre los 19 ministros nombrados, siete tienen menos de 40 años, con edades que fluctúan entre los 36 y los 26 años. Sade Fritschi, de Ambiente, es la ministra más joven del gabinete, y probablemente la ministra más joven en la historia. No solo eso: el nuevo presidente lo calificó como un «gobierno inclusivo», y resaltó también la paridad de género en el gabinete –en el que nueve de los titulares son mujeres– y el contar con un ministro abiertamente gay. Aunque esto marca las aristas visibles de la configuración del nuevo gobierno, seguramente esta no es su imagen completa: la situación varía mucho cuando se llega a niveles más operativos de la gestión, hasta donde no ha llegado el recambio, como se ve al revisar el cuadro de los gobernadores nombrados.
Aunque ahora es mucho más notorio, en realidad, la representación gremial y política de las clases dominantes ha venido renovándose desde hace varios años. Ya durante el gobierno de Rafael Correa (2007-2017), los jóvenes herederos comenzaron a asumir el mando de las organizaciones gremiales de la burguesía, propiciándose un recambio generacional en sus élites dirigenciales. Sin embargo, este proceso no tuvo el mismo impacto a nivel de la representación política, porque ella no depende exclusivamente de las relaciones internas entre los segmentos diversos de las clases dominantes, también debe pasar por un cierto escrutinio del voto popular: aunque pasiva, la participación de las mayorías populares debe reconocer y legitimar con su anuencia que tales iniciativas políticas de los dominantes puedan postularse para ordenar los consensos de los subalternos alrededor de esas opciones. Habrá que ver cuánto dura esta presencia de jóvenes y de mujeres entre los ministros y los altos cuadros del gobierno. El tiempo nos dirá si este intento de renovar las élites políticas oligárquicas tiene éxito.
* Mario Unda es sociólogo, docente universitario y activista político de izquierda. Maritza Idrobo es socióloga, activista de izquierda y de colectivos sociales.
1. En la historia reciente de Ecuador, configuraciones similares se vivieron ya en los gobiernos de León Febres-Cordero (1984-1988), Sixto Durán-Ballén (1992-1996) y Guillermo Lasso (2021-2023).
2. Por ejemplo, «Noboa gana a González… al menos en el número de seguidores de TikTok» (Primicias, 11-X-23), «Daniel Noboa alienta a la juventud a cambiar el Ecuador en el cierre de la campaña electoral» (EFE, 13-X-23); «Triunfo de Noboa estuvo marcado por el voto joven y la no confrontación, según analistas» (Ecuador en Vivo, 16-X-23).
(Publicado originalmente en Correspondencia de Prensa. Brecha reproduce fragmentos, titulación propia.)