1. En un ensayo sobre Mario Arregui, escrito especialmente para el tomo dos de unos proyectados Cuentos completos (Arca, 1992), Alicia Migdal recordó que Arregui había dicho que la literatura era un antidestino porque podía modificar la relación del hombre con las cosas. «Bajo un modo épico y otro intimista», decía Migdal de Arregui, «el escritor cumplió con ese antidestino, esa modificación, esa “reparación”». Esta definición de la literatura no estaba lejos de coincidir con –o, en todo caso, podía ser complementaria de– una de las que había acuñado Carlos Real de Azúa: «Para nosotros literatura importa, fundamentalmente, ampliación del campo de nuestra experiencia, la cual en el fenómeno literario, importa experiencia vicaria, experiencia por intermediación de eso que llamamos obras» (19...
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