Salís de trabajar a las 23 horas en el Centro capitalino. «Disculpá, estoy en situación de calle. ¿Un pesito no tendrás?», te dice un chico que, por más que apenas pasa los 20 años, su aspecto es el de una persona de 40. Una, dos, tres, hasta cuatro personas se puede cruzar uno durmiendo en las veredas, algunos con cartones, otros con algún pedazo de tela mugrienta que encontraron vaya a saber dónde. Las personas que duermen en la calle, con frío, sin comida y frente a la mirada ausente de quienes caminan por allí se han vuelto parte del paisaje montevideano.
No es el único aspecto del problema que pasa desapercibido. A 20 días de que comience a funcionar la reestructura del servicio de refugios nocturnos del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), algunos trabajadores tercerizados de est...
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