Premio a las letras 2022: Poesía para una composición poshumana - Semanario Brecha
Libros. Premio a las letras 2022

Poesía para una composición poshumana

↑ Compost, de Karen Wild. Astromulo, Montevideo, 2023. 93 págs.

«aquí yazgo aquí hiero/ aquí no está mi cuerpo ni mi alma solo/ DESEO/ una máquina de hacer jamón»,dicen las líneas versales de los poemas de Compost. La intendencia ha comenzado a repartir composteras a la población; todo podría reutilizarse y comenzar otra vez, y el mundo ¿podría ser otro? Karen Wild Díaz (Montevideo, 1984) es filósofa, bailarina y docente, además de poeta, ensamble cuya compostura se trasunta en este libro raro, vital, potente, por mencionar algunos adjetivos que podrían describir una textualidad que demuele fronteras, expande universos y se licúa para aumentarse. Un espíritu –o varios– marosiano sobrevuela estas escrituras organizadas en tres momentos numerados en decrecientes 22, 18, 13, sin títulos ni rupturas que separen la unidad textual. La voz nómade se intensifica, pero no se identifica en paisajes que son animales, cuerpos más allá de pellejos, máquinas cuyas articulaciones crean mundos insólitos, puesto que las conexiones no son las de la lógica racional/irracional, sino las del patinaje gozante sobre un plano sensorial de quien concibe la vida y la lengua como un viaje: «señora bebé reporta incontinencia verbal y posterior contemplación de peces en formas de haces y espirales: las turbinas del estómago y el puente abriendo pecho: la variable erección de manos y pies por donde sale disparada la sangre: capilares en suspensión de abeja vuelta a respirar alforja…». El signo de los dos puntos suspende, con su pausa consecuencia, el dualismo infinito sujeto/objeto, cuerpo/mente, naturaleza/cultura, hombre/animal. Mientras que la primera parte insufla un mundo a partir de combinatorias imposibles de lo humano y natural introduciendo roturas en el código: «1. enumera las voces de los vecinos haz una serie pliégalas en varios conjuntos diseminados por la hierba que la gata pisa y lame multiplícalo por el canto de los pajaritos negros que llegaron con el compost y resta los golpes de platos y ollas que vienen de arriba»,en la segunda la presencia del cuerpo cobra forma de signo. El cuerpo, ese extraño que nos habita –la cárcel platónica del alma– y que la razón occidental, al menos hasta Freud, relegó a estatuto de bestia o de máquina, se expresa con la voz que le prestan huesos y membranas, cartílagos y sangre, flujos y entrañas: «el lenguaje de la muerte es el golpe con los huesos: choco con mis huesos una y otra vez: me desparramo de mí hacia ellos: son mi límite y están más allá de mí: mis huesos son “yo” lo trascendente: se piensa erróneamente que están al interior: los huesos son tan externos que van a quedar por siglos».El cuerpo es sujeto del goce y la identidad de metamorfosis, el tono apela a dejar de lado la nostalgia rioplatense y la autoconmiseración del «yo», producto de la individuación moderna a partir de la revolución industrial. La voz de Wild convoca a la inmersión en la experiencia y su exaltación, el rescate del regocijo y el erotismo no exento del terror que surge de ese desujetarse: «la risa es más grave que el dolor: la profundidad me da ganas de reír: la nostalgia y la aprehensión pertenecen a otra edad no soporto a estos seres quejosos y egocentrados: no soporto su endogamia su amor triste: a ellos les hablo y someto a pruebas: a ellos envío mis duendes/ hay un pulso animal en tu pecho/ solo quiero que te robe el alma».

Una de las características esenciales que, según G. Agamben, definen lo humano es la diferencia con el animal, en cuanto este es un ser determinado por la naturaleza mientras que el humano es «abierto», su capacidad se desdobla en el lenguaje y en la cultura para transformar el medio a su favor. Actualmente, la necesidad de un rumbo poshumano ante la destrucción antropocentrada de la naturaleza y del universo por inhabitabilidad de la tierra nos urge al encuentro del entorno y del prójimo de otra manera, con otro lenguaje, y así lo propone la poesía poshumanista de Compost.

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