La Cámara Alta vuelve a tener ocho mujeres, la misma cantidad que en 2019. Si se toman los nombres que figuran en las listas, en rigor, las mujeres electas el pasado domingo deberían ser diez. Sin embargo, serán ocho. La frenteamplista Cristina Lustemberg fue electa por dos listas (El Abrazo y la 609), por tanto, quien toma uno de esos lugares es Edgardo Ortuño, en virtud de un acuerdo del sector de Lustemberg con la Vertiente Artiguista. En tanto, María Fajardo, del Partido Nacional (PN), fue electa en tercer lugar por la lista Alianza País, pero anunció que le dejará su banca a Carlos Camy para asumir como diputada por Soriano en la Cámara de Representantes.
Las elecciones dejaron un resultado positivo para el Frente Amplio (FA), que conquistó tres nuevas bancas en la Cámara Alta. De un total de 30 senadores, 16 serán frentistas. De estos 16, asumirán siete mujeres. En representación del PN asumirá una. A estas ocho mujeres se les sumará la que será electa en el balotaje como vicepresidenta –Carolina Cosse o Valeria Ripoll–, que presidirá el Senado.
«En este siglo, el partido con mayor cantidad de mujeres electas siempre ha sido el FA», dijo a Brecha Niki Johnson, doctora en Ciencia Política y especialista en estudios de representación de género en la política del país. Asimismo, la politóloga indicó que hay un «cambio importante» en la configuración del Senado, ya que no fueron reelectas Carmen Asiaín ni Gloria Rodríguez por el PN. Además, el Partido Colorado (PC) no tendrá ninguna mujer en la cámara, pues ya no estará Carmen Sanguinetti. «Esto cambia mucho el perfil, ya que siete de ocho en el total de mujeres electas son del FA, y la gran mayoría del MPP [Movimiento de Participación Popular].» Johnson señaló, sin embargo, que «hay una bancada femenina con mucha experiencia parlamentaria».
En esta misma línea, dijo que hay varias mujeres que han promovido la discusión sobre temas relacionados con el género y que tuvieron una actuación en lugares importantes en la interna de los partidos, además de haber participado en instancias de la Red de Mujeres Políticas. Por esto, Johnson opinó que «habrá un mayor apoyo para la legislación que defienda los derechos de las mujeres». La politóloga destacó la importancia del sistema de cuidados y el lugar que ocupó el género en la discusión sobre la seguridad social. Por otra parte, dijo, «no es menor que la única voz contraria en estos temas será Graciela Bianchi, que en este período tenía más apoyo en posturas fuertemente contrarias a la agenda de género y con discursos de la derecha radical de América Latina, con una crítica a la supuesta “ideología de género”, a partir de la cual se promovieron proyectos que socavaron algunos de esos derechos».
Consultada sobre la cantidad de mujeres en las listas, Johnson advierte una clara diferencia entre los partidos del actual gobierno y la oposición. «En el PN y el PC seguimos viendo la aplicación mínima de cuota. En el FA tienen la paridad aprobada y eso tiene un impacto, se nota. Los partidos que solo aplican la cuota de género de un tercio les imponen dificultades a las mujeres para ocupar bancas», opinó. «Se ve claramente el impacto de la paridad, más allá de estas cuestiones de candidaturas múltiples y de que varios suplentes asumen en lugar del titular. Si se hubiesen mantenido los lugares, habrían entrado más mujeres, pero el impacto de la paridad sigue siendo mayor», explicó. De hecho –finalizó la politóloga–, «se mantiene el número de mujeres en el Senado gracias a que el FA ganó 16 bancas, si no, la representación femenina en esa cámara hubiese sido mucho menor».
LA IMPRONTA
Si se mira la integración femenina, la Cámara Alta quedó compuesta por Cristina Lustemberg, Blanca Rodríguez, Constanza Moreira, Lucía Etcheverry, Cecilia Cairo, Sandra Lazo y Carolina Cosse –que de ser vicepresidenta dejaría su banca a Silvia Nane– por el FA. Por el PN quedó solamente Graciela Bianchi. En caso de ser vicepresidenta, se le sumaría Valeria Ripoll.
Consultada por Brecha sobre sus prioridades en materia de género para la nueva legislatura, Lustemberg afirmó que es un tema que no se puede ver en solitario, sino que «el género debe tener una mirada transversal» a todos los proyectos que se piensen. Por su parte, Cairo dijo que lo que más le preocupa es «la pobreza de las mujeres», sobre todo en la periferia, ya que ellas son, muchas veces, «invisibilizadas hasta por nosotras mismas, que no nos damos cuenta de que ellas no pueden ir a trabajar, por ejemplo, por tener que ejercer cuidados en sus hogares».
Lustemberg dijo que le interesaría trabajar temas de cultura, economía, ciencia y tecnología, y salud mental, pero no concibe «que cada una de las cosas que diseñamos no tenga la mirada de género transversalizada». Opinó, además, que en «el diseño normativo de las políticas públicas tiene que estar el género; no lo veo como algo separado».
Constanza Moreira indicó que la paridad de género dentro del partido que integra ha ayudado a que haya más mujeres dentro de la política. No obstante, «es la primera vez que tenemos una delegación tan nutrida del PC sin mujeres, algo que afecta enormemente la representación femenina en el Parlamento y, luego, el PN hace mucho que tiene una bajísima proporción de mujeres». Moreira opinó que deben trabajar en conjunto con «toda la bancada femenina para aprobar la ley de paridad en el Parlamento». Asimismo, dijo que «han emergido mujeres poderosas que la gente recuerda, como Carolina Cosse y Blanca Rodríguez, que las conoce todo el país. Estas mujeres aparecen como resultado de una conversación grande que hizo, en buena medida, el movimiento feminista y la Red de Mujeres Políticas».
Moreira expresó que el Sistema Nacional de Cuidados es uno de los temas que le gustaría trabajar y contemplarlo en el presupuesto nacional. A su vez, explicó que habría que «recurrir a la academia, y sobre todo a la academia feminista, para ver en qué retrocedieron los derechos», y así poder evaluar algunos de los proyectos aprobados por el actual gobierno. Al igual que Lustemberg, Moreira opinó que se debe trabajar en recomponer los servicios de salud sexual y reproductiva, «que ha adoptado direcciones muy poco amigables en este tiempo, porque no podés tener allí donde se ofrece la interrupción voluntaria del embarazo a alguien que es objetor de conciencia, por decir algo elemental».
Blanca Rodríguez dijo al semanario que el microtráfico y el encarcelamiento de las mujeres «nos preocupa y nos va a ocupar a todas»; a su vez, al igual que la mayoría de las senadoras consultadas, explicó que la salud y el embarazo adolescente son un asunto que también deberán trabajar. Rodríguez hizo énfasis en la necesidad de apoyar la Ley de Violencia hacia las Mujeres Basada en Género «desde el punto de vista presupuestal y comunicacional», y de trabajar con los operadores de Justicia «sobre la importancia que esta ley tiene, porque el mero hecho de que exista no ha asegurado nada, no hemos podido poner un parate en la violencia de género».
Rodríguez hizo hincapié en la comunicación, algo que por su trayectoria le preocupa particularmente: «Se necesita que la información llegue a todas, que se les pueda informar cuáles son sus derechos, teniendo en cuenta que hoy no es tan accesible para todo el mundo; habría que hacer un trabajo muy fuerte y me va a implicar especialmente». Al igual que sus correligionarias, Rodríguez opinó que la bancada bicameral femenina también tiene una historia «muy importante en la cantidad de leyes que ha sacado adelante, no solo para mujeres, sino en temas vinculados a familias», por tanto, dijo, habría que poner el foco y el esfuerzo para que pueda seguir trabajando.