La memoria redescubierta de Frantz Fanon  - Semanario Brecha
A 100 años del nacimiento del pensador antillano

La memoria redescubierta de Frantz Fanon 

El psiquiatra y militante anticolonialista nacido en Martinica produjo una parte importante de su obra en países del Magreb como Argelia y Túnez, donde está siendo rescatado a la luz de la actualidad en Palestina.

La collection de l’Imec

En diciembre pasado, en el Festival de Cine de Cartago, uno de los festivales de cine africano más antiguos del continente, se proyectó con entradas agotadas la película Frantz Fanon, del director argelino Abdenour Zahzah. Los tunecinos tienen la mirada puesta en la guerra en Gaza desde hace meses y la carrera del activista antirracista y anticolonial antillano resuena en los acontecimientos actuales.

De paso por Túnez para presentar su filme, que repasa el trabajo de Fanon en el Hospital Blida-Joinville (Argelia) en 1953 y la renovación del sistema de terapia psiquiátrica que allí emprendió, no se sorprende por este renovado interés: «Siempre es buen momento para hablar de Fanon porque conecta con nuestra actualidad. En sus escritos habló mucho del colonizador y del colonizado. Esto es válido para leer lo que está sucediendo hoy en Gaza y él continúa siendo una suerte de objetor de conciencia, de brújula que nos recuerda que todavía queda mucho por hacer».

Aunque el cineasta trabaja sobre Fanon desde hace años –en 2002 hizo el documental Frantz Fanon, mémoire d’asile–, dice que en Argelia el hombre cuyo centenario se celebra ahora está santificado, pero es poco conocido. «A la gente le suena el nombre por la calle Fanon o la biblioteca Fanon, pero a veces no va más allá. Es positivo que estemos empezando a explorar el impacto y la relevancia de su pensamiento», señala.

Fanon trabajó en Argelia entre 1953 y 1956 y luego durante cuatro años en Túnez, donde escribió uno de sus ensayos más famosos, Los condenados de la tierra, y ejerció la psiquiatría. Pero 50 años después pocos médicos y sociólogos tunecinos estudian su pensamiento. «En Túnez no existe la misma dimensión de sacralidad que en Argelia», indica la antropóloga y escritora Lilia Labidi. «En la época en que Fanon llegó al país, la medicina estaba extremadamente compartimentada. El enfoque multidisciplinario de Fanon, cruzando ciencias sociales, historia y antropología, no fue muy bien visto.» El período magrebí de Fanon es, sin embargo, uno de los más importantes desde una perspectiva intelectual y militante. Hoy la memoria de este período comienza a emerger, tanto en Argelia como en Marruecos y Túnez.

Fanon, una película francesa de 2024 dirigida por Jean-Claude Barny, estrenada en Francia el 2 de abril, habla de esta herencia magrebí, pero el trabajo de reapropiación difiere en las dos orillas del Mediterráneo. «En Francia desde hace varios años se ha renovado el interés por Fanon, proveniente de inmigrantes que han utilizado sus ideas y escritos en la lucha antirracista. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, donde siempre ha sido leído y estudiado en las universidades», destaca Montassir Sakhi, antropólogo de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, y del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad Politécnica Mohammed VI, en Marruecos.

DOS LECTURAS

Para este especialista en la influencia de Fanon en los movimientos de izquierda marroquíes, el nuevo interés por el antillano en el Magreb está vinculado a diferentes aspectos de su trabajo en el Norte o en el llamado Sur global. «En el Norte, los escritos de Fanon como Piel negra, máscaras blancas y la denuncia del orden racial están en primer plano, mientras que en Marruecos son sobre todo los escritos sobre la colonización y los procesos de salida de los sistemas coloniales los que más eco tienen», afirma. «En el Sur, cuando leemos a Fanon, importa principalmente el cuestionamiento a los vestigios de la colonización, la necesidad de cambiar el modelo económico y la soberanía», añade el investigador, quien atribuye el redescubrimiento de Fanon en el Magreb a las revueltas árabes de 2011. «Desde entonces, se ha cuestionado la continuidad de la colonización, en particular por la forma en que esa continuidad orienta las políticas de las burguesías nacionales, al tiempo que se cierran las fronteras con Europa», añade.

Sakhi explica que Fanon ya describía a «la burguesía neocolonial como aquella que monta economías basadas en el extractivismo, depredadoras, sin sentar las bases de una economía más acorde con las necesidades nacionales o el desarrollo de la industria local. Para él, la salida de la colonización se organizaba a partir de la capacidad de producir localmente y de autodefenderse», una reflexión que Fanon había desarrollado de manera casi sociológica durante sus conversaciones con el escritor y editor de izquierda francés François Maspero, cuando escribió el ensayo L’an V de la révolution algérienne (traducido al español como Sociología de una revolución), publicado en 1959, sobre la construcción de un sentimiento nacional argelino.

Esta diferencia en los enfoques de Fanon se refleja también en la forma en que se ha estudiado su pensamiento en Estados Unidos, según Muriam H. Davies, profesora de Historia en la Universidad de Santa Cruz. «Fanon llegó a Estados Unidos gracias al movimiento de las Panteras Negras: fue leído solo a partir de la experiencia del racismo antinegro estadounidense, mientras que él estudió diferentes categorías raciales y su pensamiento evolucionó considerablemente al llegar al Magreb y enfrentarse a otras formas de discriminación. Él mismo se enriqueció con el contacto con pensadores argelinos, ya que sus referencias eran más bien occidentales: Sartre y Merleau-Ponty. No conocía al pensador del siglo XIV Ibn Khaldūn ni al sociólogo marroquí contemporáneo Abdelkebir Khatibi.»

Fanon no hablaba árabe y tenía una forma de pensar «algo secular», según la historiadora. «Resulta históricamente interesante ver cómo fue influenciado por pensadores magrebíes e incluso criticado, como lo hizo el sociólogo argelino Abdelkader Djeghloul. Desde la década del 80, en Argelia muchos intelectuales redescubrieron a Fanon y discutieron sobre él», explica Davies.

MIGRACIÓN

En Túnez, la reapropiación es más reciente. En febrero, una conferencia internacional en la Facultad de Medicina de Susa reunió a estudiantes de Medicina, Ciencias Humanas y Psicología. La cuestión del cierre de fronteras y la migración irregular hacia Europa fue abordada por el psicólogo Wael Garnaoui, uno de los organizadores de la conferencia. «Los problemas derivados de la falta de libertad de movimiento son frustraciones que provienen de la relación con el período colonial para los cuales la lectura de Fanon puede ayudarnos», comenta el psicólogo. «Las políticas de visados ​​y las restricciones administrativas en las fronteras son similares a los métodos de categorización de las poblaciones durante la colonización. Los mecanismos de alienación de los que hablaba Fanon están presentes hoy entre quienes cruzan el Mediterráneo y en el “deseo de Occidente” que los impulsa», sostiene Garnaoui, que desarrolló esta idea en un artículo titulado «Fanon and the Wretched of the Sea: The Forbidden Mobility of Tunisian Youth» («Fanon y los condenados del mar: la movilidad prohibida de la juventud tunecina»).

Desde la lucha descolonial hasta la cuestión de las migraciones, leer a Fanon hoy supone «la urgencia de comunicar una forma de radicalidad», dice Davies. 

Por otro lado, la lucha y la influencia de Fanon también son subexplotadas o ignoradas, en particular cuando se trata de temas tabú en el Magreb, como la cuestión del Sahara Occidental o los malos tratos que sufren los inmigrantes subsaharianos en situación irregular en Túnez. El resurgimiento de la reflexión sobre Fanon sigue estando, además, confinado a ciertos círculos, explica Inès Labidi, investigadora de 25 años que trabaja sobre el pensador africano para su tesis titulada Le monde méditerranéen en mouvement (El mundo mediterráneo en movimiento) en la Universidad París VIII. Su legado en Francia y el Magreb es bastante discontinuo; la lógica de reapropiación es reciente y se limita, a menudo, a movimientos de izquierda. «Creo que tenemos la responsabilidad, como intelectuales e historiadores, de hacerlo accesible al mayor número de personas posible», apunta el historiador Kmar Bendana, autor del artículo «Tras las huellas de Frantz Fanon en Túnez». 

* Lilia Blaise es periodista franco-tunecina. Brecha tomó esta nota de su blog en el portal francés Mediapart. Traducción: D. G. 

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