«Abordaje a las amenazas a Estados Unidos por parte del gobierno del Brasil.» Así se llama la orden ejecutiva dictada el 30 de julio por la presidencia estadounidense que dispone aranceles adicionales sobre los productos importados desde Brasil y que rige a partir del miércoles pasado.
La medida implica que todos los bienes que no hayan sido expresamente excluidos por el decreto deberán pagar un arancel del 50 por ciento, llevando su precio a un nivel tan alto que supone prácticamente prohibir su importación.
La decisión estadounidense, como se anotaba en estas páginas la semana pasada, carece de motivos comerciales. De acuerdo a las cifras que publica la propia administración estadounidense, su balanza comercial con Brasil es ampliamente favorable: registró un superávit de 7.400 millones ...
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