El martes 4, millones de estadounidenses concurrieron a votar en Virginia, Nueva Jersey, Nueva York, California y Colorado. Los resultados, que entusiasmaron a los demócratas, preocupan a los republicanos y dieron a Trump, una vez más, la oportunidad de decir «no fue mi culpa».
Los estrategas partidistas, los politólogos y los analistas mediáticos se han trenzado en el debate para determinar en qué medida los escrutinios han sido un plebiscito sobre la gestión de Trump en sus casi diez meses de presidencia o reflejan las circunstancias específicas de cada elección.
En conjunto, votaron unos 18,2 millones de ciudadanos, que no son muchos si se tiene en cuenta que en la presidencial de un año atrás lo hicieron 152,3 millones. Pero sí es notable, y habrá que ver si despunta una tendencia, el margen de las victorias demócratas apenas un año después de que el partido gimiera por la derrota de su candidata presidencial, Kamala Harris. En Virginia, la exrepresentante demócrata en el Congreso y exfuncionaria de la Agencia Central de Inteligencia obtuvo el 57,19 por ciento de los votos y será la primera mujer gobernadora de ese estado, tras derrotar a la republicana Winsome Earle Sears (42,61). En Nueva Jersey, la demócrata Mikie Sherrill fue elegida gobernadora con el 56,1 por ciento, frente al 43,2 del republicano Jack Ciattarelli.
Pero la elección que ha atraído más atención mediática fue la del demócrata socialista Zohran Mamdani, quien, con el 50,4 por ciento, dejó por el camino al exgobernador demócrata del estado Andrew Cuomo (41,6) y al republicano Curtis Sliwa (7,1).
En California, el 68,8 por ciento aprobó una propuesta para la redistribución de distritos electorales que favorecería a los demócratas en la presidencial. En Colorado, dos propuestas relacionadas con los impuestos, sometidas a plebiscito e impulsadas por los demócratas, recibieron respectivamente el 64,7 y el 58,1 por ciento de los votos.
SIMPLIFICACIÓN
El concejal de Nueva York Zohran Mamdani, quien hace pocos días cumplió 34 años desde que nació en Kampala (Uganda), es hijo de un emigrado de India con ascendencia musulmana shia de Gujarat y de una cineasta de ascendencia hindú de Punjab. Su esposa, Rama Duwaji, es una ilustradora y ceramista de ascendencia siria, y Zohran es un musulmán que en su campaña ha usado otros idiomas aparte del inglés, con dominio variado de hindi, urdu, bengalí y español. Un paquete apropiado para una ciudad de casi 9 millones de habitantes, de los cuales los blancos son alrededor del 30 por ciento, los hispanos y latinos el 28, los negros el 21, los asiáticos el 15, las personas que se identifican como multirraciales el 4; el saldo lo llenan humanos de todo el planeta.
Pero el cóctel genético, religioso y de nacionalidad que hace de Zohran un candidato novedoso se combina con su autodefinición como «demócrata socialista» , lo que lo convierte en blanco fácil de la hesitación de los demócratas centristas, el escarnio de los conservadores y el repudio de Trump. «Después de los resultados de anoche, la decisión que encaran los estadounidenses no podría ser más clara», afirmó el presidente. «Tenemos una opción entre el comunismo y el sentido común. Nuestros oponentes ofrecen una pesadilla económica; nosotros proveemos un milagro económico. Ellos [los demócratas] quieren más gastos para el gobierno y los inmigrantes ilegales. Nosotros queremos sueldos más altos para los trabajadores y las familias estadounidenses. Ellos favorecen el crimen y el caos y la corrupción. Nosotros defendemos la ley y el orden y la justicia.»
Cuando falta un año para las legislativas –en las que estará en juego la magra mayoría que el trumpismo tiene en el Congreso–, el presidente sacó a la luz y agitará constantemente la señal de alarma: se vienen los comunistas, se vienen.
ZOHRAN, EL ESPERADO
Joven, buen mozo y locuaz, Mamdani inquieta a quienes ven comunistas por todas partes, pero más preocupa a la vieja guardia del Partido Demócrata, a la cual le ha salido un reto por la izquierda. Mamdani usa, casi textualmente, las tácticas que tan buen resultado le han dado a Trump: el advenedizo que levanta la voz con coraje y asume la representación de los olvidados, los dejados a un costado, la mersa que las élites menosprecian y las promesas de un futuro mejor, cuando todos tendremos vivienda, alimentación y cuidado de la salud. Y esas tácticas le han redituado éxito político en especial porque Trump hasta ahora ha descuidado la promesa que mejor resultado le dio en 2024: el costo de vida que bajaría apenas llegara a la Casa Blanca.
Mamdani ha propuesto el establecimiento del cuidado infantil gratis para todos los niños de Nueva York desde los 6 meses hasta los 5 años y la ampliación de los programas ya existentes para jardines de infantes. Quiere financiar esa promesa aumentando los impuestos a los ricos y las empresas. También ha propuesto la expansión del servicio de ómnibus gratis en toda la ciudad, que espera financiar incrementando los impuestos de las grandes corporaciones y de los neoyorquinos que ganan más de 1 millón de dólares al año. Mamdani ha prometido la creación de cinco grandes supermercados subsidiados por el gobierno, donde los productos, adquiridos a tarifas de mayorista, tendrán precios fijados por el gobierno. Pero la promesa que más votos le cosechó fue la congelación de los alquileres de los 2 millones de apartamentos actualmente subsidiados.

Todas estas medidas se combinan en el asunto affordability, término que puede traducirse como «asequibilidad», la capacidad de las personas para cubrir sus gastos y vivir a un nivel decente en la mayor ciudad del país.
Steve Bannon, un ideólogo que juega el papel de Maquiavelo para su príncipe Donald, advirtió en una entrevista con el diario digital Politico que «los resultados de la elección deben ser un llamado de alerta para el movimiento populista nacionalista dirigido por el presidente Trump». La política moderna –agregó– «consiste ahora en movilizar a los votantes con preocupaciones básicas, y esos votantes, claramente, son los que salieron a la calle; es casi el modelo de Trump».
Éxodo
Uno de los rasgos salientes desde hace años de Zohran Mamdani ha sido su solidaridad con la causa palestina. El alcalde electo es partidario de suprimir las subvenciones a las organizaciones benéficas neoyorquinas que financian los asentamientos israelíes en Cisjordania, no duda en tildar de genocidio la campaña de exterminio en la Franja de Gaza y está a favor de detener al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, si pisara su ciudad, en aplicación del mandato emitido por la Corte Penal Internacional.
«Horrorizado» por la victoria del socialista, el ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, Amichai Chikli, llamó a los judíos neoyorquinos a abandonar la ciudad. «Nueva York está hoy en manos de un partidario de Hamás», les dijo, invitándolos a «considerar seriamente establecer su nuevo hogar en la Tierra de Israel». Poco antes, su amigo Donald Trump también había convocado a los neoyorquinos al exilio. «Miami será el refugio para los que huyen del comunismo de Nueva York», declaró el presidente.
Pablo Pozzolo








