Su viaje inaugural a China, previsto para finales de octubre, era la máxima prioridad del ministro de Relaciones Exteriores alemán, Johann Wadephul. Quería negociar con altos funcionarios locales cómo reactivar el comercio bilateral. Al fin y al cabo, más de la mitad de la población mundial vive en Asia, donde la mayoría de los productos de uso cotidiano se fabrica de forma más rápida, económica y con mayor calidad. El canciller planeaba permanecer varios días en China y visitar la metrópolis de Guangzhou. Por supuesto, quería pedir a los chinos que siguieran suministrando tierras raras y semiconductores, que escasean en Europa, porque China los está utilizando como moneda de presión tras la intervención judicial de su fábrica de chips, Nexperia, en Países Bajos. Esta situación está perjud...
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