Edgardo Martirena es un ex jugador de Sudamérica devenido en empresario vinculado a los medios. En 2003 fundó la señal Vtv, y al poco tiempo hizo alianza con Francisco Casal, a quien conoció corriendo tras la redonda. Ahora, después de su salida del canal, desafía al grupo de “Paco” por la propiedad de la marca Vtv. Su enfrentamiento puede provocar un sacudón en una de las empresas adjudicatarias de una señal digital. En esta entrevista con Brecha desgrana su tortuosa relación con Nelson Gutiérrez, los pormenores del ingreso de Casal al mercado digital y las relaciones de poder dentro de uno de los grupos empresariales más influyentes del país.
—¿Cuándo funda usted el canal y registra la marca Vtv?
—Las gestiones fueron hechas en diciembre de 2002 hasta que salimos al aire en enero de 2003. Se registró la marca, a los pocos días se compró la sociedad anónima Saomil y empezamos a funcionar bajo mi responsabilidad y con mi dinero. En ese momento no existía otro responsable de todo lo que acontecía con la señal, que estaba naciendo.
—¿Cuándo aparece la oferta del grupo Casal por el canal?
—En el transcurso de 2003-2004 empiezo a hacer acuerdos con la empresa Tenfield para que me pusieran contenidos laterales, es decir no el fútbol ni el básquetbol pero sí productos de estudio y de debate. El acercamiento fue recíproco, en ese momento Tenfield se estaba peleando con todos los cables por las eliminatorias y creo que se dieron cuenta de que necesitaban una pantalla amiga. Yo al igual que ellos he sido jugador de fútbol y tenemos un léxico, una forma de vida y de pensar bastante similar con respecto a muchas cosas. El vínculo se fue dando. Vtv crecía enormemente en el Interior pero no estaba en Montevideo. Y ellos vieron que era una salida importante para su litigio por costos, que tenían con los canales de cable grandes reunidos en Equital SA. En determinado momento ellos dijeron que el fútbol iba a ser puesto en Vtv, lo que generó una hecatombe a nivel de los operadores de cable ya que el que no tenía la señal tenía que ponerla para ver el fútbol. Y ahí se dio un crecimiento tremendo.
—¿Y cuándo se concreta la compra?
—En 2005 se hizo incompatible mi idea de canal con la que tenía Tenfield. Y ahí se llegó a un acuerdo por el cual ellos adquirían el paquete accionario de Saomil SA. Ellos querían un canal estrictamente deportivo y nosotros no. Queríamos una programación con todos los rubros. Hubo en un momento una gran discusión en donde (el gerente general de Tenfield) Nelson Guitérrez me ofrece comprarme la empresa. Firmamos en el estudio del doctor Ricardo Olivera García. El día de la firma, Gutiérrez aparece con un argentino de nombre Omar di Rocco. Él vino como la persona que iba a estar al frente del esquema de dirección del canal. Se presentó como titular de la empresa Fabour Place Entertainment que tenía base en las Islas Vírgenes. Él firmó los papeles mediante los cuales se ponía al frente de Saomil y compraba el 100 por ciento de las acciones de Saomil.
—¿Cuánto pagó por la empresa?
—Prefiero no divulgarlo. Él compró Saomil (Vtv) en una cifra que hoy sería ridícula, porque en aquel momento el canal no tenía valor de mercado, sino valor estratégico para Tenfield, o para que Gutiérrez pudiera decidir sobre las 24 horas de programación de la señal.
—¿En el contrato nunca negoció la marca? ¿Siempre fue propiedad suya y consintió el uso?
—La marca nunca estuvo en juego en esa negociación. Para Gutiérrez no era importante la marca porque le iba a poner Tenfield TV. Vtv no le interesaba, él quería la pantalla. Nunca estuvo en juego la marca, yo se lo pregunté y él me dijo que no. La idea era que yo me iba, y él iba a cambiar el nombre. Sin embargo, después quedé como gerente general y el tema de la marca quedó ahí. No hay ninguna parte del contrato de compraventa del paquete accionario que hable de la marca, porque nunca estuvo en juego.
—¿Cuándo es que decide quedarse?
—En principio yo me alejaba de Saomil. Pero el día que me despedí del personal, Casal me llama desde Europa diciéndome que no estaba al tanto de lo que estaba pasando y que de ninguna manera yo me iba a ir del canal. Me dijo que me quedara, que Gutiérrez me iba a llamar. Ahí tuve una reunión con él en donde me dijo que todavía no había encontrado mi sustituto y que me necesitaba unos días más. Esos días más fueron desde 2005 hasta el 30 de setiembre de 2013. Durante todo ese tiempo fui gerente general de Vtv.
—¿Cómo eran los días de trabajo? ¿Hablaba regularmente con Casal?
—Yo soy amigo de Casal. Yo me siento amigo de él a pesar de esto. Creo que él hoy no se considera amigo mío porque escuchó a gente que habla mal de mi gestión, pero es un problema de él. Debutamos el mismo día, yo en Sudamérica y él en Defensor. Pero el que estaba más en la consulta cotidiana era Gutiérrez, por e-mail o yendo a Divina Comedia (la calle en la que está situada la sede de Tenfield). La hermana de Casal, Milagros, muy pocas veces se hizo presente. Ella era el contacto directo para comunicarse rápido con Casal por cualquier problema. Para mí era más sencillo, porque las decisiones no eran mías sino del propio Gutiérrez, que era el jefe operativo de todo. Igual nos peleábamos mucho sobre el tipo de señal de televisión que queríamos: él tenía una idea clara de que quería un canal sólo de noticias y deportes, y yo pensé que había lugar para una señal 100 por ciento de contenidos uruguayos, donde hubiera deportes pero no el 100 por ciento.
—Pero por lo que usted dice, de cierta manera, Gutiérrez era bastante autónomo con respecto a Casal.
—Sí, ese es uno de los grandes temas que con los años ellos deberán descifrar. La parte operativa de Tenfield la maneja Gutiérrez, eso sin dudas. Pero me extrañó que me llamara de Europa para decirme que no sabía nada de la situación. Evidentemente fue una desautorización. Pero eso es una relación entre ellos.
—Mientras estuvo en Vtv, ¿recuerda cuál era la relación del grupo Casal con los periodistas?
—Hay una vieja frase que se usa en el grupo: “estás conmigo o estás contra mí”. Parece muy drástica pero todo el mundo entiende qué significa. Si no sos de una opinión bastante similar a la dirección del grupo podés llegar a tener inconvenientes internos.
EL DESPIDO
—¿Cuándo es que deciden echarlo de Vtv?
—Todos nos fuimos acomodando, hasta que se produce el despido, a finales de setiembre de 2013. Quien me lo comunica es el director de ese momento, Javier Gilardoni, puesto por Casal un año antes. Gilardoni quiso atribuirme un abandono de puesto de trabajo. A las 48 horas me prohibió la entrada al canal y me dio de baja en el Bps. Yo me fui cuatro días a Argentina pero siempre estuve en contacto. Y cuando volví, Gilardoni me dice que me había ido sin autorización, cuando según las reglas de trabajo yo nunca tenía que avisar. Y yo con 60 años no estoy para andar mendigando trabajo. Entonces pedí una reunión con Casal y la hermana me dijo que no hiciera nada antes de que él llegara. Cuando llegó Paco me reuní con él en su casa y me ofreció que podía quedarme, irme con él a Gol TV o que arreglara un dinero, como se estila con los casos gerenciales. Elegí la tercera opción, porque me daba la sensación de que no daba para recomponer nada estando históricamente enfrentado a Gutiérrez y ahora con Gilardoni. Era pan para hoy, hambre para mañana. Luego de la reunión recibí un telegrama de abandono de trabajo y ahí mis abogados empezaron a operar porque me habían despedido y no había abandono del trabajo. Luego de eso me reuní con Gutiérrez, que me dijo que no estaba al tanto de nada. Después de discutir me dijo que había pedido mucho para irme, con lo que me di cuenta de que me estaba mintiendo. Me respondió que iba a hablar con Paco y después iba a ver. Y yo le dije que tenía plazos, porque iba a accionar con mis abogados por el tema del abandono del trabajo, y que teníamos que arreglar el tema de la marca, porque si me iba me la tenía que llevar. Me contestó que la marca era de ellos, cosa que nunca estuvo en consideración, y me dijo que si yo presentaba juicios, ellos también (véase recuadro).
—¿Fue entonces que le hicieron una denuncia penal?
—Sí, por supuestas irregularidades mías mientras estuve en Saomil. Sostuvieron que vendí servicios por fuera de la empresa en un viaje a Panamá para hacer una filmación. Llevamos un año ya de trámite. Y me acusan interpretando e-mails elegidos maliciosamente. Es una forma de ponerme nervioso.
—¿Cuál cree que fue la verdadera razón de que lo despidieran?
—Gutiérrez no me quería en sus proyectos. En el fondo nunca quedó una amistad para trabajar juntos. Y la primera oportunidad que tuvo la aprovechó. Luego echaron a mi hijo y mi hija. A mi hija la sacaron con guardia de seguridad, aunque había un acuerdo para irse. Esto lo digo porque lo declaré. Y eso no lo voy a olvidar, porque a mí Casal me dijo que la familia es sagrada, en una frase bien de su estilo, y lo primero que hizo fue tocar a mi familia.
—Su salida coincide con el momento en que el Poder Ejecutivo determina que Casal no le debía impuestos a la Dgi. También con la asignación de un canal digital a Vtv.
—El que estaba al frente de la operativa con los abogados en ese tema era Gutiérrez. Quien tuvo el éxito de la exoneración por parte del gobierno fue Gutiérrez. Eso lo reposicionó en la confianza de Casal. Y bueno, después quedamos tres jugadores para un puesto. Él, Gilardoni y yo. Y de las tres patas la más débil era la mía.
—¿Y la adjudicación del canal digital?
—Eso va paralelo al acuerdo con la Dgi. Yo fui el que retiró los pliegos y al que se le notificó finalmente la adjudicación. No participé en la elaboración de la propuesta; nadie de los estamentos de Saomil participó. Eso se hizo en Tenfield, en Divina Comedia, bajo las órdenes de Gutiérrez.
—Ahora, Fabour Place Entertainment era el dueño del 100 por ciento de Saomil. ¿Ellos se presentaron a la licitación por el canal digital?
—No, Gutiérrez se presentó como accionista de Saomil. Según tengo entendido, por lo que escuché en la audiencia pública de la Comisión Honoraria Asesora Independiente, Gutiérrez tenía el 25 por ciento de las acciones de Saomil en el momento de la presentación, una compra que tiene que haber sido antes de presentarse a la licitación para el canal digital. Honestamente no sé quién tiene el 75 por ciento restante, porque no lo aclararon en la audiencia. Desconozco eso porque no lo manejé yo.
—Evidentemente, si usted gana el juicio por la marca el canal digital va a tener que cambiar de nombre.
—Supuestamente sí. La notificación decía que se adjudicaba a Vtv Uruguaya (Saomil SA). Yo podría pensar que si la señal está adjudicada a Vtv Uruguaya y Vtv Uruguaya es mía, soy el adjudicatario. Es un lío enorme al cual nos lleva el gran egoísmo de no retribuirme con lo que me corresponde.
—¿Cómo describiría la relación entre el gobierno y el grupo Casal mientras trabajó allí?
—Excelente, amena, fraternal y de contacto directo a través de mucha gente.
—¿En algún momento algún representante de Casal se acercó a negociar con usted?
—Ha habido acercamientos no oficiales del doctor Paul Pereira Schurmann y del doctor Álvaro Martínez para decirme que hay que terminar esto.
—¿En algún momento lo intentaron amedrentar?
—No es fácil. Pero mientras esté en el ojo de la tormenta nada va a pasar. Tenfield no es fácil y el entorno tampoco es fácil. Pero por suerte tengo mucha gente que me cuida a mí y a mí familia. Hemos sufrido cosas incómodas pero por ahora son de resorte interno.
[notice]Juicios cruzados
Luego de su salida de Vtv, Martirena inició tres juicios que involucran a varios integrantes del grupo Casal y a varios operadores de cable. Por el despido comenzó un litigio laboral contra Saomil SA, Tenfield, Nelson Gutiérrez, Francisco Casal, su hermana Milagros, el director de Vtv (Javier Gilardoni), y Omar di Rocco (titular de Fabour Place Entertainment). En cuanto a los derechos de la marca Vtv, están incluidos en los juicios Tenfield, Saomil, varios operadores de cable del país, y Antel (que trasmite la señal en Vera TV). Martirena sostuvo que al irse de Vtv intimó a todos ellos a dejar de usar la grifa, pero ninguno lo hizo, lo que aumentó su perjuicio. “Si ellos hubieran cesado en el uso de la marca, se acababa cualquier perjuicio para mí, pero todos siguieron y hoy estamos en demanda marcaria contra una gran cantidad de cableros que utilizan a Tenfield como garantía del uso de la marca”, sostiene Martirena. El ex gerente general afirma que hay muchos cableros que están enojados con él porque temen perder la señal de fútbol que el grupo Casal les provee.
Martirena también inició un juicio civil contra Tenfield por la compraventa de Saomil. Afirma que en la transacción Gutiérrez y compañía le iban a entregar lo producido por la venta de 4 mil minutos de publicidad, algo que nunca se concretó. En respuesta, además de la acusación penal contra Martirena, Tenfield impugnó el registro de la marca Vtv ante el Ministerio de Industria, sosteniendo que el ex gerente general tuvo mala fe respecto al grupo Casal en el momento del registro. Algo que, según Martirena, sería poco probable ya que se hizo antes de concretarse la alianza con Tenfield.
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