Los distintos organismos públicos, estructuras del Estado y partidos políticos están discutiendo y elaborando lo que va a ser la próxima ley de presupuesto, la cual va a pautar parte del rumbo del país en los próximos cinco años. La Universidad de la República (Udelar) en tanto ente autónomo no está ajena a ese proceso y en sus distintos espacios de cogobierno se encuentra elaborando la solicitud presupuestal para el próximo quinquenio. El Consejo Directivo Central (Cdc) estructuró el pedido presupuestal pasado (2010-15) en seis programas, y el monto para cada uno de ellos establecía distintos énfasis: programa académico (947 millones de pesos), desarrollo institucional (1.600 millones de pesos), bienestar y vida universitaria (80 millones de pesos), atención a la salud en el Hospital de Clínicas (422 millones de pesos), desarrollo de la Universidad en el interior del país (364 millones de pesos), y plan de obras a mediano y largo plazo (412 millones de pesos). Tomando en cuenta los montos solicitados para cada uno de los programas, el Cdc preveía un incremento del presupuesto universitario en un 70 por ciento.
En 2010 el Parlamento define brindar casi la totalidad de lo propuesto en el Programa de Desarrollo de la Universidad en el Interior (334 millones de pesos) al finalizar el período presupuestal. En la medida en que era la primera vez que este programa se separaba de los pedidos tradicionales de la institución, hubo un apoyo casi total a la solicitud realizada por la Udelar. En cambio, el resto de los programas que ya habían estructurado el pedido presupuestal en 2005 recibieron incrementos mínimos: programa académico (6 por ciento), desarrollo institucional (9,84 por ciento), bienestar universitario (11,72 por ciento), y atención a la salud en el Hospital de Clínicas (7,51 por ciento).1
Sólo el programa académico incluye los sueldos de los docentes dedicados a la enseñanza, la investigación y la extensión de los servicios que tienen presencia predominante en Montevideo, el régimen de dedicación total a la Universidad, los sueldos de los funcionarios no docentes, y los gastos y las inversiones de los servicios mencionados. Si los programas no priorizados por el Parlamento venían a consolidar lo que la Udelar desarrolló en más de 150 años principalmente en la capital, el incremento presupuestal solicitado para el Interior buscaba saldar la deuda social que el país tenía en educación superior en el resto de los departamentos. Pasados ya cinco años de la ejecución del presupuesto adjudicado por el Parlamento, y a pesar de los malestares que generó en la Universidad su crecimiento desigual, distintos elementos llevan a afirmar que el desarrollo de la educación superior en el Interior está aún inacabado.
La deuda social persiste. En el 2009 el Cdc define orientar su desarrollo en el Interior de acuerdo a los siguientes lineamientos: a) fomentar nuevas ofertas de enseñanza y consolidar las ya existentes, b) desarrollar el programa Polos de Desarrollo Universitario con docentes de alta dedicación, c) generar estructuras administrativas para los centros universitarios regionales (este, noroeste y noreste), d) incremento de la infraestructura no edilicia para investigación, enseñanza y gestión, y e) aumento de la infraestructura edilicia a través del plan de obras a mediano y largo plazo. Tanto lo referido a la creación de nuevas carreras como la generación de equipos docentes de alta dedicación se hizo principalmente a través de llamados abiertos de la Comisión Coordinadora del Interior (Cci). En esos llamados las propuestas debían integrarse a los lineamientos de desarrollo definidos para cada una de las regiones del país, y fueron aprobados en el Cdc según criterios académicos. Sin embargo, todo lo relacionado a estructura administrativa e infraestructura edilicia y no edilicia fue decidido a partir de criterios políticos desde los órganos centrales de la Udelar (en algunos casos con el asesoramiento de las incipientes estructuras de cogobierno del Interior).
Con base en esta lógica se puede decir que se lograron consolidar áreas y equipos docentes de fortaleza académica y con capacidad de elaborar propuestas, y que la proyección administrativa e infraestructural se sostuvo en ciertos supuestos, que algunos se confirmaron mientras otros resultaron insuficientes. A cinco años de un crecimiento sostenido del presupuesto de la Universidad en el Interior, y si bien no se ha instrumentado la evaluación de resultados propuesta por el nuevo rector (Brecha, 12-II-15), ya se pueden identificar ciertas características del proceso de regionalización transitado: 1) ciertas áreas de conocimiento aumentaron en relación a otras –lo científico tecnológico primó sobre lo social, la salud y lo artístico–, 2) los cargos docentes de alta dedicación creados se volcaron principalmente a las tareas de investigación científica, 3) la estructura administrativa resultó insuficiente, no se previeron ciertas unidades y los funcionarios mayoritariamente son de reciente ingreso a la Udelar, 4) están accediendo a la Universidad estudiantes que no tenían capacidad económica para trasladarse a Montevideo y no existe un servicio de bienestar estudiantil ni de bibliotecas que contemple esa realidad, y 5) la autonomía y el cogobierno universitario avanzan en el Interior pero a una velocidad distinta de la de las estructuras de Montevideo que ya vienen funcionando desde hace décadas.
Estos cinco elementos llevan a afirmar que el proyecto de desarrollo de la Universidad en el Interior está aún inconcluso y que requiere una atención particular. El hecho de no privilegiarlo en el presupuesto universitario puede significar agravar la deuda social que el país tiene, en tanto va a quedar trunco un proceso que abarca a unos 12 mil estudiantes, alrededor de 900 docentes y a varias decenas de funcionarios no docentes.
CAMINOS POSIBLES. Qué hacer con el presupuesto universitario en el Interior no puede estar ajeno a la construcción institucional realizada, la creación de dos centros universitarios regionales (litoral norte y este) y la consolidación de sedes locales en las ciudades de Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo. El crecimiento presupuestal en el Interior puede tomar distintos caminos que no son excluyentes, pero que plantean acentuaciones distintas y perspectivas de crecimiento particulares.
Camino I. Si el Cdc define consolidar la Universidad en el Interior estructurando el pedido presupuestal de la misma forma en que se hizo la solicitud anterior, se tiene que elaborar dicho programa con un presupuesto específico. Ante esta posible decisión es necesario evaluar el rol que tuvo la Comisión Coordinadora del Interior en el proceso de regionalización; las líneas orientadoras para la descentralización en el período 2015-2020, qué va a ser proyectado desde el propio Interior y qué va a seguir dinamizándose desde la Cci; y la función a cumplir por esta estructura central a partir de la existencia de nuevas estructuras de cogobierno, académicas y administrativas en los centros regionales.
Camino II. Otro camino a transitar puede ser la expansión en el Interior de los servicios universitarios asentados en Montevideo –tal como ya lo han realizado algunos de ellos–. Si se adopta esta opción los distintos servicios deberían integrar a su solicitud presupuestal los recursos necesarios para el desarrollo de la docencia, investigación y extensión en el interior del país. Si tomamos los programas que estructuraron el pedido presupuestal 2010-2015, el desarrollo institucional y el programa académico deberían tener un inciso especial dedicado al Interior. Adoptar este camino en el nuevo escenario institucional de la Udelar implica analizar en profundidad la relación entre los servicios de referencia académica (radicados mayoritariamente en Montevideo) y las estructuras de cogobierno locales y regionales creadas recientemente. Para esto es necesario que los cogobernantes radicados en la capital comprendan de forma cabal las complejidades del proceso de regionalización; que haya un encuadre claro de cuáles son las competencias de los diferentes órganos de cogobierno centrales, regionales y locales; delegar responsabilidades académicas donde ya están las capacidades instaladas y trabajar de cara a consolidar los nuevos equipos docentes.
Camino III. Un tercer camino posible está dado por acompañar el proceso de autonomía política y académica que se ha dado en los últimos años en el Interior, dotando de un presupuesto propio a las estructuras de cogobierno que se han generado tanto en los centros universitarios regionales como en los centros departamentales. Esto implicaría que no haya intermediaciones de estructuras centralizadas como en el camino I y que los nuevos espacios manejen un presupuesto mínimo que permita instrumentar los lineamientos de desarrollo que están elaborando. Si se decide optar por este recorrido es necesario evaluar las capacidades instaladas actualmente, qué se puede descentralizar presupuestalmente y qué no; analizar modelos ya existentes en la Udelar, como es el caso de la ex Regional Norte en Salto; analizar cómo algunos programas centralizados en la capital pueden colaborar con lo que se está haciendo en el Interior (por ejemplo, bienestar y vida universitaria).
QUÉ PRIVILEGIAR. Resta mucho trabajo para terminar de elaborar el presupuesto universitario y por el momento es importante identificar los recorridos a transitar en cada una de sus áreas estratégicas. Otro va a ser el desafío cuando ingrese la propuesta del Poder Ejecutivo al Parlamento y este último termine de sellar los diferentes intereses en una nueva ley de presupuesto.
Por lo pronto, más allá del camino que se considere como el más apropiado, tres parecen ser los elementos a privilegiar para el desarrollo de la Universidad en el Interior: acceso irrestricto y permanencia de los estudiantes sin que operen barreras geográficas y económicas; desarrollo equilibrado de las funciones de enseñanza, investigación y extensión, prestando particular atención a la participación en el cogobierno; y alcanzar condiciones de estudio y de trabajo de los docentes, estudiantes y de los funcionarios no docentes que tiendan a ser similares a las que tienen lugar en Montevideo.
Si desde la Universidad de la República logramos avanzar en estos objetivos y los distintos actores políticos reconocen la relevancia del proceso transitado y a transitar, la deuda social con el interior del país será cada vez menor. Si podemos consolidar y fortalecer los múltiples procesos desplegados también avanzaremos en un elemento central de la justicia social: la democratización del saber. n
* Docente de la Sede Paysandú del Cenur Litoral Norte, Udelar.
1. “Algunos números para la última rendición de cuentas del quinquenio”, Informativo del Rectorado, número 318, 2014, de R Arocena. Disponible en http://www.universidad.edu.uy/prensa/renderItem/itemId/35815