Tabaré Vázquez sorprendió a propios y ajenos cuando en la reunión del gabinete del miércoles 17 de junio planteó que “todas las políticas del gobierno deben tener un giro a la izquierda” (el entrecomillado pertenece a una nota de Búsqueda del 18 de junio, que dio a conocer la discusión de aquella sesión del Consejo de Ministros). Distintos miembros del gobierno confirmaron a Brecha lo publicado por el semanario citado e incluso manifestaron su conformidad con las palabras del presidente.
Vázquez ese día, según los informantes, propuso un debate político que cambió los ejes del intercambio semanal del gabinete. Hasta aquel miércoles, las conversaciones se centraban en cómo rebajar el déficit fiscal, en la contención del gasto y en la descripción de un escenario económico y comercial complejo, tanto a nivel internacional como regional.
Una de las versiones recogidas por Brecha sostiene que las palabras del presidente tuvieron un disparador en los dichos del director de Educación del Mec, Juan Pedro Mir, quien afirmó que en el 6 por ciento del Pbi prometido para la educación pública se incluiría parte de la financiación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados (Snic), en particular la atención de los niños de cero a 3 años. Esto fue rápidamente desmentido por Vázquez, que afirmó que el Snic tendría su propia financiación y que esos fondos no vendrían del 6 por ciento ofrecido a la enseñanza.
Mir es un hombre cercano al astorismo, por lo que, siempre según las fuentes, el presidente buscó evitar que desde Economía se repitiera el episodio de 2005, cuando reclamó a Danilo Astori cumplir con el compromiso del 4,5 por ciento del Pbi para la educación y el ministro le dijo que no era posible, renunciando por unas horas a la titularidad de Economía.
Si bien ese puede haber sido un disparador para un debate más político y de rumbo, lo cierto es que Vázquez se convirtió con esos conceptos –más allá de ese episodio (que no nombró)– en provocador de nuevas reflexiones. Propuso debatir qué es ser de izquierda hoy, se preguntó: “¿Cómo llegamos al socialismo?”, y propuso otras reflexiones más, que provocaron un frío silencio en unos y “una caricia para el alma” en otros. Incluso citó a Fidel Castro dos veces y sostuvo: “queremos seguir haciendo la revolución”, comentaron a Brecha miembros del gabinete.
PARA CREERTE MEJOR. A lo largo de su carrera política el discurso de Vázquez ha tenido distintas variaciones. Es más, ha sido pendular. Poco antes de las elecciones pasadas sugirió que no se debería hablar más de izquierdas y derechas, que esa era una dicotomía superada. Sin embargo, en plena campaña electoral fue el primero en ubicar el eje izquierda-derecha, catalogando con la última calificación a sus contendores de los partidos tradicionales.
Una de las explicaciones que se ensayan en filas frenteamplistas es que el presidente busca que sus ministros y la fuerza política le propongan una cosa distinta a las ideas que vienen desde el astorismo. Y si no la encuentra, y con el apoyo suficiente, no habrá derecho al pataleo para criticar al pensamiento hegemónico en materia económica que impulsa el sector nombrado.
La administración de Vázquez debe delinear la ley madre de todo gobierno: el presupuesto quinquenal. Hasta ahora y desde el equipo económico se ha sostenido que éste deberá ser prudente y austero, atendiendo al déficit fiscal, a la desaceleración de la economía y las dificultades de la región y el mundo. Si la idea del presidente es que el presupuesto quinquenal debe ser “progresista y de izquierda”, hay algunos preconceptos que deberán modificarse para cumplir con las promesas electorales. Por ejemplo, sostienen algunos dirigentes del FA, modificar la estructura de financiación del Estado. En buen romance: modificar la política tributaria, para que los que más tienen paguen más, aunque el presidente haya prometido que no habrá nuevos gravámenes, con la salvedad de la restauración del impuesto de Primaria a los predios rurales. Varios referentes sectoriales del Frente también señalan que no son necesarios nuevos tributos, ya que podría modificarse al alza la alícuota del Irae y con eso ir a una realidad de mayor justicia tributaria. A esa medida agregan la posibilidad de revisar las exoneraciones que recibe la inversión extranjera directa, entre otras.
DISTINTOS ESCARCEOS. En sus primeros meses de gestión el gobierno enfrentó algunas polémicas internas a la hora de hacer llegar sus proyectos de ley al Parlamento. En el primero, el de la separación del aguinaldo y salario vacacional a la hora de pagar el Irpf, tuvo diferencias con el Pit-Cnt y con algunos legisladores oficialistas, aunque finalmente fue votado tal como vino del Ejecutivo. El Fondes fue otro tema de debate. En el Parlamento se le hicieron varias modificaciones, mejorando su institucionalización y dotación de recursos. En medio de las negociaciones, el director de la Opp, Álvaro García, y el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, expresaron diferencias que al final fueron saldadas con una resolución más recostada hacia los planteos del último y los legisladores oficialistas.
En estos días se ha producido una discusión, amplificada por algunos medios, sobre la posibilidad de que en la nueva ronda de consejos de salarios las pautas del gobierno contengan la desindexación de las retribuciones. Murro señaló enfáticamente a Brecha que esa variante no está planteada y que la propuesta del Ejecutivo se resolverá el próximo lunes en el gabinete. Con anterioridad a las palabras del titular de Trabajo, fuentes del Ejecutivo comentaron a este medio que la desindexación era una de las alternativas a estudio en Economía. Incluso el miércoles el subsecretario del Mef, Pablo Ferreri, en declaraciones públicas fue muy cauto sobre las pautas, y sin la contundencia de Murro señaló que “el Mef está trabajando con el Mtss en la fijación de las pautas, las cuales serán discutidas en el Consejo de Ministros del próximo lunes”. Y preguntado concretamente sobre la eventualidad de separar los salarios de la inflación, dijo: “No me corresponde a mí hacer comentarios al respecto”.
Lo nuevo en la fijación de las pautas salariales es que, a diferencia del pasado, cuando se acordaban entre el Mef y el Mtss aunque con conocimiento del presidente, esta vez será el gabinete en pleno el que decidirá.
Esa forma de dirimir ciertos matices o diferencias entre los distintos ministerios, apostando a la discusión colectiva, parece propia de la lógica de Vázquez de procurar un mayor debate político entre sus colaboradores inmediatos, de forma de que cada paso se inscriba, atendiendo en lo posible, al programa del FA.
Lo mismo ocurre con otro tema conflictivo: el Tisa. El presidente creó un gabinete de siete ministerios para analizar el tema y pidió opinión a la fuerza política, mandando a los ministros a reunirse con la dirección del Frente. Todo parece indicar que cualquier resolución sobre la continuidad de la participación en el ámbito donde varios países –encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea– discuten un acuerdo para liberar el comercio de los servicios deberá contar con avales amplios dentro del oficialismo. Por el contrario, la decisión de integrarse a las negociaciones del Tisa durante la administración de José Mujica fue tomada sólo por la cancillería en acuerdo con el presidente.
Aunque no se conoce formalmente la opinión de Vázquez, sí se sabe que varios ministros han manifestado sus dudas respecto a seguir en las conversaciones (incluso la titular de Industria, Carolina Cosse, habló públicamente de la inconveniencia del Tisa). Es más, el vicepresidente, Raúl Sendic, expresó a Tnu que “el gobierno también está analizando si seguimos en la conversación o no, estamos lejos todavía de analizar si vamos a firmar o no. En este momento estamos pensando si seguimos en las negociaciones o salimos de las negociaciones”. Su compañero de la 711, el senador Marcos Otheguy, comentó a Brecha que “no resulta conveniente seguir” en ese ámbito. La misma opinión comparten comunistas, algunos socialistas y varios miembros del Mpp.
Presupuesto quinquenal, pautas salariales y permanencia o no en la instancia donde se busca un Tisa darán, entre otros elementos, nota de si lo de Vázquez es meramente discursivo (un guiño a sectores sociales y políticos que piden más), o si, por el contrario, el tercer gobierno frenteamplista pega un viraje hacia la izquierda.
Por lo pronto, el presidente abrió una discusión que no aparecía en los planes inmediatos, y con ello ha revuelto el avispero.