Cunha, del Pmdb, un partido que sin embargo pertenece a la base aliada del gobierno, había urdido junto a los máximos dirigentes de dos formaciones de la oposición favorables al impeachment –el Social Demócrata (Psdb) de Fernando Henrique Cardoso, y el ultraderechista Dem– un acuerdo mediante el cual él, en tanto único personaje del Estado habilitado para aceptar o no el inicio de un juicio político, rechazaría ocho de los nueve pedidos de juicio político todavía pendientes de análisis, pero al noveno, aparentemente el único más o menos sólido, le daría vía libre a través de un ardid: también lo denegaría, pero un diputado del Psdb pediría que se lo trasladase al plenario de la Cámara de Diputados. Por ese procedimiento, inventado por el propio Cunha, bastaría con una mayoría simple de 257 votos para que la solicitud de juicio político fuera aprobada. El Stf desarticuló la maniobra, al acoger un amparo presentado por el ex presidente de la Orden de Abogados y diputado del PT Wadih Damous, y determinar que legalmente el presidente de la Cámara debe limitarse a habilitar o no directamente un trámite de juicio político, que para tener lugar deberá ser luego refrendado por una mayoría especial (de 342 votos). Antes de que se conociera el fallo de la corte, Cunha se había reunido con los líderes parlamentarios de la oposición. Al parecer allí habrían acordado que a cambio de que el presidente de la Cámara de Diputados habilitara el impeachment se le aseguraba no ser desaforado, ya que Cunha está acusado de corrupción, lavado y fraude fiscal, y los votos opositores son fundamentales para que se le quite su banca de diputado y pueda ser juzgado. Por las mismas horas el presidente de la Cámara había recibido la misma propuesta de parte de legisladores oficialistas: si rechazaba la habilitación del impeachment se lo mantenía en su poltrona. Para que se decantara en favor de la oposición intervino un hecho exterior: diputados del Partido del Sol (izquierda) y de la Red de Sustentabilidad, de la ex candidata presidencial Marina Silva, elevaron una petición para que el caso de Cunha fuera tratado por la Comisión de Ética de la Cámara, y la mitad de los 62 representantes del PT apoyaron el pedido.
Por otra parte, en los últimos días la presidenta Rousseff remodeló su gabinete, designando como ministros a siete representantes del Pmdb, el partido al que pertenece el díscolo Cunha, de manera de blindarse contra los intentos destituyentes. Aun así, no logra reunir las mayorías necesarias para hacer aprobar medidas clave, y la crisis que enfrenta está lejos de haber sido superada. Sus políticas de ajuste chocan incluso con el rechazo de un sector del PT.