El próximo miércoles 20, a las 18 horas, en un acto oficial se estará colocando una placa recordatoria en el exterior del edificio de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (Dnii) del Ministerio del Interior (MI). Ese local, ubicado en Maldonado y Paraguay, funcionó durante la dictadura como centro de detención y torturas de militantes políticos, además de ser la sede de inteligencia policial. El acto llega después de la intensa movilización de un grupo de ex presos políticos que abogaron además por el retiro de una placa que homenajeaba al ex inspector Víctor Castiglioni, quien había dirigido esa repartición en pleno auge de la represión durante la década de los años setenta. De acuerdo con integrantes del Colectivo de Ex Presas y Presos de la Dnii, que vienen liderando tres juicios por crímenes de lesa humanidad, la placa había sido retirada en el pasado a solicitud de la ex ministra Daisy Tourné, pero en misteriosas circunstancias volvió a ser instalada. Brecha pudo confirmar que al día de hoy la placa que rinde honores al represor ya ha sido efectivamente retirada, pero también que el salón de actos de la Dnii ya no tendrá más el nombre de Castiglioni, sino el del ex director nacional de Policía recientemente fallecido, comisario general Julio Guarteche.
De acuerdo al trabajo Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985), la Dnii dependió primero de la Jefatura de Policía de Montevideo, y luego de 1978, directamente del Ministerio del Interior. La dirección comenzó a crearse en 1967 con un fuerte apoyo logístico y financiero de la Agencia Internacional para el Desarrollo (Aid) del gobierno estadounidense. Entre sus cometidos estaban: la investigación de todos los delitos con móvil político; la recolección, registro, procesamiento y archivo de toda la información relativa a personas, grupos u organizaciones cuyas actividades pudieran significar “un peligro actual o potencial sobre aquello que la Dnii está destinada a proteger”. A partir de 1973 allí funcionó también la Brigada de Narcóticos, dirigida por el comisario Hugo Campos Hermida.
La Dnii fue la cara más visible de la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social, y por allí pasaron miles de uruguayos, cuya subversión fue no apoyar explícitamente a la dictadura. Además del secuestro y de la aplicación de todo tipo de crímenes aberrantes, desde allí se interrogó y prohibió a artistas y periodistas. La cabeza desde su creación fue el inspector Castiglioni, ideólogo y principal responsable de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos allí cometidas. Finalmente, el nombre del nefasto oficial desaparecerá del nomenclátor del MI, y el Ministerio de Educación conducirá la ceremonia en la que se colocará la referida marca recordatoria en esa esquina, que –como dice el Colectivo de Ex Presos– no es una esquina cualquiera.