Funcionarios que tienen décadas de trabajo en Casinos del Estado no recuerdan antecedentes de que se haya instalado una sala de juegos de azar al lado de una escuela, y si bien no hay normativa nacional que lo impida,1 señalaron que la política era intentar que estos establecimientos estuvieran alejados de los centros de educación. En Melo esto no ocurrió.
Y parece inverosímil cuando se lee o escucha, pero a esta novedad se suma que ya hay un contrato de comodato aprobado entre la Dirección General de Casinos y la Administración Nacional de Educación Pública, que destina un salón de la céntrica escuela número 2, José Pedro Varela, de Melo, para que la sala del casino recientemente inaugurada cuente con un equipo electrógeno, que por inconvenientes en la planificación de la obra no puede ser instalado dentro del edificio. Brecha pudo constatar que Ute tiene información preliminar del acuerdo y prevé verificar las condiciones de seguridad para definir si aprueba la instalación.
La idea de colocar el equipo electrógeno de la sala de juegos en el colegio surgió de la propia Dirección de Casinos. En una nota interna, la División Arquitectura da cuenta de que “en virtud de que parte de los cuestionamientos a la estructura del edificio construido y ofrecido en arrendamiento” para ser la sede de la sala de Melo “provienen de la localización” del grupo electrógeno, “se sugirió” al arquitecto y socio de la firma constructora “la posibilidad de gestionar la cesión de un espacio” en esta escuela, “para su instalación en (el) nivel (de la) planta baja”, según documentación a la que accedió Brecha.
El equipo electrógeno iba a colocarse en el segundo nivel, en el entrepiso del edificio del casino, pero surgieron dificultades para su instalación y funcionamiento, por lo cual intentaron “evitar los inconvenientes anotados, que se traducirían en una gran dificultad para ingresar” con el grupo electrógeno a través de la sala, así como también “las eventuales vibraciones nocivas para la estructura elástica del nuevo edificio”. La empresa siguió el consejo de Casinos, planteó el asunto a las autoridades de la Anep en la zona “y encontró eco favorable”, expresa la nota de la División Arquitectura.
Entonces la Dirección General de Casinos (Dgc) hizo el pedido formal a la Anep para quedarse con un área de la escuela “que servirá (para) la instalación de un grupo electrógeno de 75/80 quilovatios en 380 voltios, que atenderá las necesidades de la futura Sala de Esparcimiento Melo” y de la propia escuela “en caso de falta de energía eléctrica suministrada por Ute”, si bien en los salones del instituto los alumnos pueden trabajar con luz natural durante el día. “La construcción de la sala del grupo glectrógeno será a cargo de la Dgc con todas las garantías del caso para la seguridad de la escuela, su personal y alumnos”, se indica.
Para ello Casinos propuso un contrato de comodato entre ambas instituciones, detallando el sector a ceder, el plazo de validez y servidumbre de paso para el ingreso y eventual retiro del grupo electrógeno para efectuarle reparaciones mayores. A esto sumó una autorización para la interconexión transitoria entre ambos padrones, desde el taller de máquinas de la sala de esparcimiento. “Como expresión de agradecimiento, en caso de accederse a lo solicitado, la Dgc efectuará una donación consistente en la entrega de la pintura para el tratamiento de las fachadas” de la escuela, agrega el documento.
El 18 de mayo pasado el Consejo Directivo Central de la Anep analizó la solicitud de cesión en comodato de una fracción de 10,84 metros cuadrados de un aula auxiliar del centro escolar, para lo que tuvo en cuenta que a cambio Casinos, “en caso de ser necesario, podría hacerse cargo de mejoras en la escuela, como la impermeabilización de la cubierta y la pintura del local”. Las autoridades anotaron que la dirección sectorial de Infraestructura informó favorablemente la cesión del comodato, a cambio de la impermeabilización completa de la cubierta y su mantenimiento durante el plazo de la cesión, además de la pintura interior y exterior del edificio.
“Atento a lo expuesto, el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública resuelve: Autorizar la suscripción de un contrato de comodato entre la Anep y la Dirección General de Casinos (Dgc) del Estado, a efectos de la mera tenencia y uso de una fracción del predio correspondiente a la escuela número 2, José Pedro Varela, de la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo, por el plazo de diez años”, expresa la resolución que otorga un espacio en la escuela para que allí se coloque el grupo electrógeno de una sala de casinos lindera con la institución.
El texto no aclara si el equipo a instalar será insonorizado, algo que es esencial para evitar ruidos molestos en un centro de estudios. Fuentes de Casinos informaron a Brecha que se analiza si comprar un nuevo equipo electrógeno o trasladar hasta ahí uno que no esté en uso. La inusual acta en que una escuela cede parte de su edificación a una sala de juegos de azar está firmada por Wilson Netto. El 11 de julio pasado el director de Casinos, Javier Cha, dispuso la concreción del acuerdo con la Anep, para lo que adjudicó fondos.
Promesa incumplida. La nueva sala del casino en Melo se inauguró a fines de junio y según información de prensa requirió una inversión de 2 millones de dólares en equipamiento. Cha estuvo presente en el acto y el gran ausente fue el intendente de Cerro Largo, Sergio Botana.
El jefe comunal cuestionó en duros términos esta obra: “Es mucho peor que la timba del barrio, en que la plata queda en el pueblo. Acá es el Estado explotando y promoviendo el vicio social, no es controlando, que era la filosofía anterior”, declaró a Brecha. Apuntó que cuando le plantearon la apertura de esta sala, el negocio incluía la inversión en un hotel de cinco estrellas, pero esa promesa no se cumplió. A su criterio, “la propuesta” anterior “era buena”: un hotel cinco estrellas con la sala de casinos entre sus instalaciones. “Nos imaginábamos un circuito turístico en el que iban a llegar visitantes de Brasil, fueran al hipódromo, comieran en los buenos restaurantes que hay en Melo, se hospedaran y jugaran en el hotel. Pero no esto, que no trae aparejado ningún aporte positivo en hotelería o en otra cuestión social, cultural o turística”, concluyó el intendente. Y se podrían agregar más paradojas, como las de un Estado que por un lado debe financiar programas contra la ludopatía y por otro facilita las instalaciones de un centro educativo nada menos que para ser parte de la infraestructura de una sala de apuestas.
- De acuerdo a consultas jurídicas realizadas por el semanario, en los noventa existieron en algunos departamentos, incluso en Montevideo, ordenanzas que impedían instalar casinos cierta distancia de los centros educativos (al igual que como hoy ocurre con comercios que vendan cigarrillos), pero eso hoy no está vigente.