Amnistía Internacional denunció al gobierno húngaro de Viktor Orbán por el trato al que viene sometiendo a los miles de refugiados que llegan a sus fronteras con Serbia. “Son comunes las agresiones físicas, incluyendo el uso de perros de caza, las violentas devoluciones en caliente, las detenciones ilegales dentro del país, que superan las 3 mil en un año, y las condiciones inhumanas reservadas a los que esperan en la frontera serbia”, señaló en un comunicado.
“Somos tratados como animales”, “nos ven como criminales aunque nuestro único delito sea querer vivir mejor”, dijeron varios refugiados a la organización humanitaria, que recabó testimonios de abusos sistemáticos incluso en las llamadas “zonas de tránsito”, montadas en principio –por presión de las autoridades europeas– para “acoger” a los demandantes de asilo. De los miles de inmigrantes que llegan a la frontera con Serbia apenas 30 por día acceden a esas “zonas de tránsito” fuertemente militarizadas donde los malos tratos de parte de la policía son habituales. De acuerdo a Amnistía Internacional, la gran mayoría de los inmigrantes admitidos en esos espacios permanecen allí durante semanas, y muy pocos terminan recibiendo asilo. Los rechazados son devueltos a Serbia, que no los reconoce como refugiados y deja que malvivan en campamentos en los que padecen todo tipo de necesidades, quedando a merced de agresiones de particulares y de la policía local.
Amnistía pidió a la Unión Europea que sancione a Hungría por estas violaciones a los derechos humanos, pero por ahora Bruselas no ha tomado medida alguna. El discurso de Orbán sobre los inmigrantes (los ha llamado “veneno”, “basura”, “infiltrados” y comenzó a levantar un muro en la frontera con Croacia y Serbia para contenerlos) no es por cierto muy distinto al de muchos de los dirigentes de los partidos de ultraderecha de Europa occidental, que están asumiendo cada vez más posiciones de poder en varios países de la UE. Este domingo los húngaros se pronunciarán en un referéndum sobre si aceptan o no la cuota de refugiados que asignó Bruselas a su país.