En el mundo real los embajadores no son esas personas de saco y corbata o trajes Chanel que reparten su tiempo entre reuniones para abrir mercados y cócteles para conmemorar, con canapés y copas aflautadas, el grito de independencia de alguna vieja provincia rebelde. En el mundo real los embajadores son las personas que recorren el mundo. Entre ellos un gigante de 56 años con espíritu de niño de 11 que alguna vez fue nuestro mejor basquetbolista y que hoy es un escritor de crónicas de viaje.
Horacio López Usera asumió como nombre literario su apodo de cuando brilló en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Tiempos en que era abucheado por los públicos más reaccionarios y aplaudido por los amantes del arte. Porque la precisa suavidad suspendida de sus muñecas fue la última capilla sixtina qu...
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