Impresiones definidas - Semanario Brecha

Impresiones definidas

Chagall en el Museo Ralli.

Chagall en el Museo Ralli

El Museo Ralli en Punta del Este es pionero de un tipo de instituciones que reparten sus sedes en diferentes ciudades del mundo. La experiencia de visitarlo siempre vale la pena. Posee una colección importante de artistas latinoamericanos, con énfasis en la figuración, la neofiguración y las influencias surrealistas, que en nuestro país, sobre todo estas últimas, no conocieron demasiada adhesión. De modo que el paseo –gratuito– por sus instalaciones, con galerías amplias y jardines internos poblados de esculturas, siempre depara alguna sorpresa, como la interesante pintura Refugio indiscreto con árbol, de Gonzalo Cienfuegos (Santiago de Chile, 1949), o como ver colgadas en sus paredes importantes piezas de los uruguayos Juan Storm, Jorge Páez, Diego Villalba, Leonilda González, entre otros. Además, uno se puede topar con alguna exposición individual de la que no tenía noticia, como la del artista naíf Beryl Cook (Inglaterra, 1926-2008) o la del colorido artista brasileño Adélio Sarro (Andradina, 1950). La política “no intervencionista” de la Fundación Ralli, que proporciona escueta información, suscita estos encuentros: “Nuestros museos no pretenden ser didácticos; a nosotros nos gusta atraer la vista y el corazón de los visitantes a través tanto del edificio como de las obras de arte. No creemos en las visitas guiadas, instalaciones audiovisuales, etcétera. Nuestra política es dejar que el público vea las exposiciones en absoluta privacidad y obtenga sus propias impresiones sin influencia exterior”. Pero también puede generar algunas desilusiones como con la presente exposición de Marc Chagall (Vitebsk, 1887-Saint Paul de Vence, 1985) relativa a los 12 vitrales de Jerusalén.1 Resulta evidente que en el museo no se podían exhibir los vitraux originales concebidos en los años sesenta del siglo pasado y aún hoy adosados a los muros de la sinagoga del centro médico de Hadassah, en Jerusalén (hace una década tuvimos oportunidad de contemplarlos y escribir una nota para Brecha). Pero esperábamos hallar los bocetos preparatorios o algún croquis previo. En cambio, se exhiben 12 muy correctas y acabadas oleografías con los motivos de las tribus de Israel. La oleografía es una técnica litográfica que se emplea para reproducir pinturas al óleo. Llevadas al papel por el experto imprentero Charles Sorlier y firmadas por Chagall en un tiraje de 150, estas piezas son originales –todo grabado lo es–, pero, más que formar parte de un proceso preliminar, parecen haber sido concebidas para difundir el concepto de la obra concluida. El hecho de que sean estampas no les resta valor plástico, aunque tratándose de un pintor gestual, dibujante y colorista extraordinario, uno se hacía la ilusión de descubrir esas pequeñas disrupciones, las manchas y los borrones de los intentos, los caminos que se asoman en el dibujo pero que luego se descartan: la cocina que es un placer atisbar en la obra de los grandes artistas.

Chagall trabajó dos años y medio en la creación de estos vitraux (luego, octogenario, volvería a reparar un sector de las vitrinas destruido en la Guerra de los Seis Días). Su ayudante Charles Marq desarrolló un proceso especial de pigmentos enchapados sobre cristal para que pudiera utilizar hasta tres colores sobre una misma lámina de vidrio, pintados a pincel. Esta innovación también le posibilitó elaborar un complejo sistema simbólico basado en ideas cromáticas que se inspiraban en las citas bíblicas del Génesis: 49 (cuando Jacob bendice a sus 12 hijos) y en el Deuteronomio: 33 (cuando Moisés consagra a las 12 tribus). Hay un color preponderante para cada hijo y su tribu: Rubén en azul claro, Simeón en azul oscuro, Levi en dorado, Judá en granate, Zabulón en rosa, Issachar en verde esmeralda, Dan en añil, Gad en verde glauco, Aser en verde oliva, Neptalí en amarilllo, José en naranja y Benjamín en índigo. La organización cromática no implica, empero, una idea de gran orden y serenidad. Chagall concibe una alegoría en desarrollo espiralado, fragmentada, violenta y exultante, como la Biblia la describe: “Maldito su furor que fue fiero; y su ira que fue dura, yo lo apartaré de Jacob y los esparciré en Israel (sobre Simeón)”. Al prescindir de la figura humana, los animales pasan a ser los protagonistas, agentes vicarios que acomodan el sentido simbólico del relato. Las oleografías impactan por su descarga cromática, su poder onírico, y si bien no pueden recoger las transparencias y brillos traslúcidos de los vidrios, conservan la energía y el dinamismo que caracterizan a toda la producción del gran maestro.

 

  1. Chagall. 12 vitrales de Jerusalén, Museo Ralli, Barrio Beverly Hills, Punta del Este.

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