Si hay un fenómeno literario que se puede considerar extraño es la persistencia de la fábula. Ciertamente, Serafín J García, Julio C da Rosa y Augusto Monterroso mostraron entre nosotros su vigencia a través de una andanada de cuentos breves muy logrados y de una gran agudeza crítica. Otros, como el estadounidense Arnold Lobel y el argentino Carlos Loprete, por citar algunos de los más conocidos entre los cultores de esta modalidad, también han puesto en evidencia el potencial estético y político de la fábula como género en las postrimerías de la modernidad.
Con todo, esta entrega de Yoko Tawada (1960) tiene un conjunto de características peculiares. Para empezar, la propia autora, que nació y se crió en Tokio, y emigró a Hamburgo a los 22 años para radicarse finalmente en Berlín. El hecho...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate