“No tengo ninguna idea nueva, me limito a escribir con las que tuve hace treinta y cinco años y la mayoría de estas no tiene valor y hasta a mí misma me aburren.” Lo dice un personaje de la novela Volver de noche, de Cecilia Ríos,1 a quien esta, en lugar de asignarle nombre o apellido, prefirió identificar con el pronombre “ella”, pero, eso sí, escrito con mayúsculas. Representa a una mujer que atraviesa una crisis. Despreciada por su marido y subordinada a él, psicológica y económicamente, no sabe cómo llenar el vacío de una existencia que aparece ensombrecida por los primeros síntomas de la pérdida de memoria. Resuelve, entonces, volver a leer una novela que escribió cuando aún pensaba que su vida podía ser agradable. Aunque, en verdad, las cosas nunca le rodaron bien: “Cuando escribí es...
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