Cachemira es un territorio en disputa; cada palmo de su tierra es reclamada por alguno de los países vecinos (India, Pakistán y China). Cubre 222.200 quilómetros cuadrados, el tamaño de Reino Unido. Cerca de 17 millones de personas viven allí, la mayoría en las regiones controladas por India y Pakistán. Aksai Chin, la zona controlada por China, es estéril, importante sólo como ruta entre Tíbet y Xinjiang.
EL ORIGEN. La cuestión de Cachemira es parte de los asuntos no resueltos en la división del sur de Asia. Hasta 1947, la región estaba bajo el control de una monarquía hindú, que no estaba dispuesta a unirse a India. Fue recién tras la entrada al valle de Cachemira de invasores armados desde Pakistán que el rey aceptó. El movimiento político más popular en la región, la Conferencia Nacional de Jammu y Cachemira (bajo el liderazgo de Sheikh Abdullah), aceptó integrarse a la Unión India siempre y cuando la autonomía de Cachemira fuera respetada. La Unión India ha reducido sistemáticamente esta autonomía.
El día que el ejército indio entró a Cachemira (el 27 de octubre de 1947), el primer ministro de India, Jawaharlal Nehru, envió un telegrama a su par de Pakistán, Liaqat Ali Khan. Allí, Nehru escribió que el futuro de Cachemira “debe ser decidido en acuerdo con los deseos del pueblo”. En punto muerto, la disputa llegó al Consejo de Seguridad de la Onu, que llamó a celebrar un plebiscito.
Cachemira fue dividida por la guerra de 1947 entre India y Pakistán. Ambos países han librado entre sí al menos cuatro grandes guerras como resultado de este conflicto inicial, lo que ha generado una insurgencia y una militarización permanentes. Se estima que hay 600 mil militares indios en Cachemira. Ambos países tienen armas nucleares.
Por décadas, las condiciones en la parte india de Cachemira han sido atroces. Observadores imparciales han registrado abusos de los derechos humanos, incluidos los arrestos, los castigos colectivos y la tortura de civiles. Los informes de 2018 y 2019 del Alto Comisionado de la Onu para los Derechos Humanos muestran la impactante indiferencia a los derechos humanos por el gobierno indio en Cachemira. Se busca justificar estas violaciones de los derechos y la dignidad humana con la acusación de que los cachemires son terroristas.
LA SITUACIÓN ACTUAL. Dos artículos en la Constitución de India (1950) ofrecían un frágil compromiso con la autonomía cachemir. El artículo 370 confería un estatus especial al estado de Jammu y Cachemira, que permitía la autonomía sobre ciertos aspectos clave de su gobierno. El artículo 35A prevenía, entre otras cosas, que residentes permanentes no cachemires poseyeran tierras en la región.
El 5 de agosto pasado, el gobierno indio de derecha de Narendra Modi y su Bharatiya Janata Party (Partido Popular Indio) invalidaron los artículos 370 y 35A, algo demandado por la derecha india desde 1948. El 3 de abril de 2018, la Corte Suprema India dijo que el artículo 370 había adquirido estatus permanente. El artículo 35A no podía ser eliminado, porque la Asamblea Constituyente había sido disuelta en 1957. La base legal para eliminar estos dos artículos no está disponible. Será impugnada en las cortes indias.
Antes de anunciar en el parlamento la invalidación de estos artículos, el gobierno de Modi envió a 35 mil militares indios adicionales a Cachemira. Al mismo tiempo, arrestó a los principales líderes políticos en la región. La Asamblea Legislativa local había sido disuelta en noviembre de 2018. Ahora la prensa fue restringida e Internet y los servicios de telefonía, clausurados.
EL CONTEXTO GEOPOLÍTICO. Estas medidas del gobierno indio no son sólo un asunto interno. Están vinculadas inextricablemente con la atmósfera geopolítica en la región.
Las fronteras de China, India y Pakistán se chocan en Cachemira. Los tres países han librado guerras por partes de ese territorio. Además de las cuatro guerras entre India y Pakistán, China e India protagonizaron una en 1962. Sin embargo, el principal conflicto aquí –desde los años cuarenta– ha sido entre India y Pakistán. Los desacuerdos están arraigados profundamente en la cultura política de cada país. El ascenso de la extrema derecha en India sólo ha empeorado el conflicto.
Envuelta en el conflicto India‑Pakistán está la lucha más grande entre Estados Unidos y China. China abrió su Nueva Ruta de la Seda (Nrs) a cualquier país que quiera participar. India se ha negado, en parte por su vieja historia de hostilidad con China y en parte por su subordinación a Estados Unidos, que se opone a la Nrs y está decidido a cercar a China.
La Nrs ya se ha desarrollado en Pakistán y Nepal. El corredor económico China‑Pakistán, de 46 mil millones de dólares, atraviesa la zona de Cachemira controlada por los paquistaníes hasta el puerto de Gwadar, en Baluchistán. En 2017, China y Nepal acordaron construir el Corredor Económico del Himalaya. La Organización de Caminos Fronterizos de India ha estado ocupada en construir caminos a lo largo de su frontera con China, desde Cachemira hasta Bután y Nagaland.
(Tomado de thetricontinental.org mediante una licencia de Creative Commons.Brecha traduce fragmentos del original inglés. Titulación de Brecha.)