Miles de personas viven en asentamientos irregulares en Uruguay. Sus necesidades son heterogéneas, pero la falta de soluciones generales y la incertidumbre por la tenencia del suelo los une. En un contexto en el que las vulneraciones de los derechos se sienten en la carne, “organización” es la palabra que surge en el encuentro con el otro.
La historia
no es nueva. Un pibe, como tantos otros, se trepa a
una columna del tendido eléctrico urbano. Lleva un cable en la mano para hacer
un enganche. Al hacer la instalación recibe una descarga y queda temblando.
Carina, que lo ve, piensa: “Queda pegado o se mata con la caída”. Pero no: por
suerte, no le pasa nada y sólo queda el susto. El enganche es exitoso y una
nueva vivienda accede a la luz. Al menos hasta que pase un camión y se lleve
puestos...
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