En la Cuchilla de la Aldea, en Tacuarembó, respirar es problemático. Según cuentan vecinos de la zona, desde hace al menos 15 años el continuo trajinar de los camiones por las calles de tierra levanta nubes de polvo que complican tareas tan cotidianas como colgar la ropa. Lo que llevan y traen es balastro extraído de canteras que, en su mayoría, no tienen las habilitaciones correspondientes. En muchos casos, es la propia Intendencia Departamental de Tacuarembó (IDT) la que extrae el material, en otros, son empresas privadas. Y en otros, son empresas privadas que trabajan en obras públicas de la Intendencia. Es el caso de la empresa constructora Ramón C. Álvarez, tristemente célebre por su vínculo irregular con varias intendencias del país (véase «Fuego amigo», Brecha,22-VIII-14 y «Amigos s...
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