Cuando Julio C. da Rosa (Treinta y Tres, 1920-Montevideo, 2001) publicó, hacia 1952, su primer libro de cuentos, las narraciones de ambiente rural estaban en declive en nuestro país. Sin embargo, esto no le impidió delinear un plan de escritura con contornos precisos e inflexiones propias. Frente a la falta de perspectivas, el autor propuso variaciones originales sobre la modalidad realista que habían cultivado sus predecesores.
La impronta de Da Rosa cautiva gracias al trazo contenido pero, al mismo tiempo, piadoso con el que exhibe el desamparo de sus personajes, al sentido vívido de oralidad que construye su decir y, finalmente, a la persistencia con la que, a lo largo de los años, apresa las relaciones, cambiantes y en tensión, del sujeto con su medio.
Sus cuentos muestran un gran domi...
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