Una empresa cuyos accionistas principales tienen sede en Panamá decide o asesora sobre cómo y dónde invertir el capital de otra firma, registrada esta última bajo las leyes de las Islas Vírgenes Británicas u otra jurisdicción similar, con una regulación laxa –por decir lo menos– en lo que refiere al lavado de activos y la evasión fiscal. A través de un fondo de inversión, el dinero puede terminar volcado en los sectores financiero, tecnológico o inmobiliario de Uruguay –aunque es más probable que termine en el exterior–. Como quiera que sea, la idea principal es que el círculo se cierre con una ganancia considerable, tanto para el propietario de los fondos como para quien gestiona la inversión. Toda esta operativa, que, en principio, parece inmersa en la opacidad, puede ser ejecutada desde...
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