Poeta, dramaturgo, artista plástico y militante estudiantil, la figura de Ibero Gutiérrez (Montevideo, 1949-1972) ha retornado en los últimos años en debates, investigaciones académicas, ediciones y reediciones de sus libros. Asesinado a los 22 años por el Escuadrón de la Muerte, la suya es una obra póstuma con singular perspectiva de trascendencia: toda esa escritura que Ibero cultivó sin llegar a publicar en vida se proyecta hasta el presente en permanente estado de hallazgo y deslumbramiento. Poco después de su muerte, el Movimiento 26 de Marzo confeccionó un librillo artesanal con algunos de sus poemas, que serían grabados en el disco 42 poemas de Ibero Gutiérrez. En 1977, Mario Benedetti lo incluyó en la antología Poesía trunca publicada en La Habana por Casa de las Américas. En adelante, la obra literaria de Gutiérrez circularía, de modo intermitente, gracias a la memoria popular y al invalorable esfuerzo de familiares e investigadores.
En 2009 se abre un ciclo consistente en lo que podríamos llamar «las vidas posteriores de Ibero Gutiérrez». En primer lugar, porque se publica Obra junta (1966-1972), antología a cargo de Laura Oreggioni y Luis Bravo que, como explica este último en el prólogo, «vuelve a poner en circulación en un solo volumen y con algunas variantes significativas lo que fuera la primera publicación orgánica de la obra de Ibero Gutiérrez realizada por Laura Oreggioni y quien esto firma, en dos antologías: I Prójimo-Léjimo y II Buceando lo silvestre (Arca, Montevideo, 1987 y 1992, respectivamente)».1 También en 2009 se edita Ibero Gutiérrez. Juventud, arte y política, catálogo de una exposición sobre el artista que es el resultado del trabajo conjunto de varias instituciones. En 2014 aparece La pipa de tinta china: cuadernos carcelarios 1970, que recoge los materiales escritos en prisión. Mover el antiguo instrumental de la noche, de 2017, reúne 57 piezas dramáticas de Gutiérrez. Como separata de la revista Lo que los Archivos Cuentan, en 2018 se edita íntegramente Los mundos contiguos. Antología 1968-1969, poemario que revela la efervescencia política de un joven recién llegado de conocer la Cuba de Fidel Castro, Madrid y un París que se encontraba en plena agitación tras los sucesos de Mayo del 68. Por último, se acaba de anunciar el libro Inter-Rogación. Ibero Gutiérrez desde el presente, de Ricardo Viscardi, que recopila textos dedicados al autor entre 1974 y 2021.
A este panorama de revalorización de la literatura de Gutiérrez, que no contempla publicaciones en el exterior ni investigaciones en proceso, es necesario sumar ahora la segunda edición de Obra junta. El volumen permite conocer parte de la producción de un creador polifacético, que explora múltiples técnicas expresivas y deja ver un amplio rango de influencias literarias, filosóficas, pictóricas y cinematográficas. Por ejemplo, en la extensa composición titulada «Impronta» –la única escrita en prisión que contiene el libro– comparecen citas de canciones en inglés, imágenes perceptivas vinculadas a lo erótico y a lo escatológico, parafraseos de obras literarias, críticas a la sociedad de consumo. En ella, la voz lírica se autorrefiere como «un delirio de palabras llenas de sentido»: rebelión poética y política frente a la irracionalidad del terror autoritario que empieza a profundizarse a partir de 1968.
Gilles Deleuze sostiene que el delirio es un estado de salud cuando «invoca esa raza bastarda oprimida que se agita sin cesar bajo las dominaciones, que resiste a todo lo que la aplasta o la aprisiona, y se perfila en la literatura como proceso».2 En Gutiérrez la lengua se dice a sí misma como delirio: aventura de una imaginación liberadora y enunciación desbocada que subvierte la prisión de las palabras. Carina Blixen observa que para el escritor encerrado –está pensando en los procesos de creación literaria ya durante la dictadura– «crear no es caer en la locura, es producir una alienación dirigida. […] Es dejarse ganar por el caos para construir dolorosa y oscuramente una posibilidad de significación».3
Obra junta revela la poeticidad en un mundo al borde del colapso. También la potencia de un creador excepcional que, no dejándose amedrentar por la represión y la censura, establece con el lenguaje una relación de tensión crítica y plenitud erótica.
1. En el artículo «Ibero Gutiérrez: 68 modelo para armar», Carina Blixen se refiere a «una manera de estar de su obra en nuestra cultura: en principio furtiva, y progresivamente rotunda (sobre todo a partir de Obra junta)». Lo que los Archivos Cuentan: 6, Montevideo, Biblioteca Nacional de Uruguay, 2018, pág. 283.
2. Gilles Deleuze, Crítica y clínica, traducido por Thomas Kauf, Barcelona, Anagrama, 1996, pág. 10.
3. Carina Blixen, Palabras rigurosamente vigiladas, Montevideo, Ediciones del Caballo Perdido, 2006, pág. 25.