Donde hace unos días se escuchaba el canto de los pájaros, las voces de grandes y chicos celebrando la extracción de alguna pieza desde el muellecito de los pescadores y el sigiloso movimiento del cangrejal sobre la arena húmeda de la orilla, hoy impera el ruido de los brazos mecánicos de las retroexcavadoras que empujan toneladas de piedras hacia el lecho del arroyo Maldonado, junto a las cabeceras del segundo puente ondulado de La Barra. Los focos ubicados sobre las cabinas de las retroexcavadoras se encienden con la caída del sol para continuar con el trabajo constante, iniciado a primeras horas de la mañana del martes.
Casi contra reloj, los funcionarios buscan implantar una base de piedras para ubicar los pilotes que estabilizarán la estructura, con alto riesgo de derrumbe. El apuntal...
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