A desconcentrar, a desconcentrar - Semanario Brecha

A desconcentrar, a desconcentrar

Identificado históricamente con Canal 4, el de Romay es el grupo familiar con mayor cantidad de medios en el país, y sigue compartiendo –con los grupos mediáticos construidos en torno al Canal 10-TCC y Canal 12-Nuevo Siglo– la dominación oligopólica del mercado de televisión, como hace muchísimos años en Uruguay. El grupo supera los límites legales de concentración y deberá desprenderse de varios medios antes de enero de 2019 para cumplir con la ley de servicios de comunicación audiovisual.

Grupo Romay

Además de colorados, conservadores y católicos, los Romay Salvo siempre fueron muy ricos y siempre tuvieron intereses en otros sectores de la economía, más allá de su fuerte presencia en los medios de comunicación. Se trata de un grupo económico diversificado. Sus inversiones agropecuarias son de las más importantes (las estancias Nueva Melhem en Río Negro son un ejemplo), pero también son propietarios de algunas otras empresas de menor envergadura, particularmente en el sector comercial importador.

En el campo de la comunicación sus nombres se repiten como accionistas de sus medios, sin apertura a socios externos. El grupo Romay tiene la propiedad de cinco televisoras y cuatro radios, además de acciones en cuatro empresas de televisión para abonados, ubicadas en Montevideo, Colonia, Maldonado y Soriano. En alianza con los otros “dos grandes” también controla y acumula audiencias e ingresos a través de la red de cables de Equital en todo el país. Una rama familiar vinculada con el grupo (los Romay Eccher y Romay Buero, descendientes del tempranamente fallecido Carlos Romay Salvo) posee un canal de televisión abierta y dos de cable en Río Negro y Canelones.

Al estar constituido por una única familia, el grupo mediático ha podido exhibir una unidad de mando operativo y para las decisiones estratégicas.

LAS INTERNAS FAMILIARES. El director y líder del grupo hasta poco antes de su fallecimiento, en mayo de 2016, fue Hugo Romay Salvo, con Monte Carlo TV como cabecera. Aunque las acciones estabas repartidas en partes iguales con sus hermanos Daniel y Walter, la división de tareas en la familia lo colocó en la dirección de los canales de televisión de Montevideo y el Interior. Daniel se hacía cargo de las radios y Walter de las empresas no mediáticas de la familia.

El grupo Romay se vio estremecido por graves y continuos enfrentamientos intrafamiliares que derivaron en numerosos pleitos judiciales. Según relataron a Brecha actores cercanos a estos hechos, llegaron a ser 23 los juicios cruzados entre diferentes integrantes de la familia. Esta situación llegó a tal extremo que los hermanos Hugo y Walter le prohibieron el ingreso a la sede del canal a su nueva socia, Zelmira del Castillo (accionista de Monte Carlo SA luego del fallecimiento de su esposo, Daniel Romay Salvo). Walter Carlos Romay Elorza también entabló un juicio contra su padre (Walter Romay Salvo) para quedarse con las acciones, primero, y en una segunda instancia con el derecho a voto en el directorio de las empresas, ya que logró declarar legalmente incapaz a su progenitor.

Esto culminó con un cambio de poder dentro del grupo en abril de 2015, cuando Zelmira del Castillo y Romay Elorza sumaron sus votos para desplazar de la dirección del grupo a Hugo Romay Salvo, quien poco tiempo después fallecería en Estados Unidos a sus 78 años, dejando sus acciones a su hijo, Hugo Lorenzo Romay Mailhos, quien las mantiene en su poder.

GENEALOGÍA DEL PODER. La dinastía mediática comenzó a gestarse hace casi cien años, cuando en 1924 el doctor Carlos Romay puso al aire Radio Montecarlo, cuya propuesta informativo-musical la ha colocado como líder nacional en audiencia. Luego sumó a Canal 4, en Montevideo, con una licencia obtenida en 1959. A diferencia de la mayoría de los medios de comunicación uruguayos, la titular de Monte Carlo TV e impulsora del actual grupo mediático fue una mujer: María Elvira Salvo. Doña Elvira falleció en 2009 a los 104 años de edad y fue descendiente de inmigrantes italianos que con trabajo y buenas inversiones forjaron fortunas en Uruguay. Sus antecesores, por ejemplo, construyeron el monumental Palacio Salvo en Montevideo, del que María Elvira fue propietaria hasta mediados de la década del 60.

Luego de fundar Canal 4, el grupo sumó su segunda radio AM, Radio Oriental, que pasó a funcionar en el mismo edificio que la Montecarlo. En 1967 ingresaron con acciones los hijos del matrimonio Romay-Salvo: Ángel Walter, Hugo Antonio y Daniel Mario Romay Salvo. De esa forma tres de los cuatro hijos que quedaban con vida tomaron formalmente el control de los medios del grupo. Éste se desprendió de Radio Oriental en 2003, cuando se la vendió a la Iglesia Católica.

Sobre el final del mandato del primer gobierno de Julio María Sanguinetti, en 1998, el grupo familiar sumó otra radio en Montevideo, esta vez en FM, Radiocero (104.3 quilohercios), que un año después también comenzaría a funcionar en Punta del Este (101.5 quilohercios). De esa forma el grupo se quedó con una radio AM, principalmente dirigida a un público mayor de edad, y apuntó a los jóvenes con dos emisoras en FM que emiten el mismo contenido, una en Montevideo y otra en Maldonado.

El grupo Romay también es titular de Canal 11 de Punta del Este, la emisora FM del Río, en Colonia –donde también cuenta con el Canal 3 de Colonia del Sacramento y Canal 8 de Rosario–, y también posee una repetidora en la ciudad de Dolores (Soriano).

Cuando la televisión para abonados aterrizó en Uruguay, los Romay no se quedaron con las manos vacías. En un llamado a interesados poco transparente y que benefició a los “tres grandes”, en Montevideo le fue otorgada una licencia para operar el servicio de tevé cable conocido actualmente como Montecable y Multiseñal (televisión para abonados por aire), en asociación con los dueños del 10 y el 12. El grupo Romay obtuvo también una licencia para operar un servicio de cable en Colonia, y otro, compartido, en Punta del Este (PuntaCable).

En el Interior, otros miembros de la familia Romay también recibieron permisos para operar servicios de televisión. Ese fue el caso de los Romay Eccher y sus hijos, a través del Canal 12 y una empresa de tevé para abonados (Fray Bentos Video Cable SA) en Fray Bentos, y una licencia de tevé cable para La Paz y Las Piedras, en Canelones.

Durante años también controlaron la programación y gran parte de los ingresos publicitarios de unas 20 televisoras del Interior a través de la Red Televisora Color (Rut SA), una empresa con acciones compartidas por los tres canales de Montevideo que fue vendida en 2016 (véase Brecha, 12-IV-17). Además, a través de esta empresa tenían la propiedad directa de los canales 11 de Durazno y 9 de Pan de Azúcar.

PASANDO LOS LÍMITES. No hace falta leer dos veces los artículos de la ley de servicios de comunicación audiovisual referidos a la concentración de la propiedad de los medios para darse cuenta de que el grupo Romay sobrepasa la cantidad de medios permitida, y más aun si se considera que pueden incluirse en la cuenta los medios de los Romay Eccher. Como ya fue mencionado en anteriores artículos de esta serie, esta norma establece que un mismo grupo económico no puede tener –total o parcialmente– más de tres permisos para prestar servicios de radio o televisión abierta, ni más de dos en la misma banda de frecuencia.

El grupo Romay controla en forma total cinco canales de televisión abierta –el 4 de Montevideo, el 8 de Rosario, el 4 de Dolores, el 3 de Colonia y el 11 de Punta del Este– y cuatro radios (una AM –Radio Montecarlo– y tres FM –Radio del Río, en Colonia, y Radiocero, en Montevideo y Maldonado–). Por lo tanto el grupo económico no sólo viola el límite de tres permisos para prestar servicios de radiodifusión audiovisual, sino que además se pasa del tope de las tres bandas de frecuencia, ya que como máximo podría controlar dos canales de televisión abierta o dos radios FM en todo el país.

También sobrepasa el límite en televisión para abonados. La ley prohíbe acumular más de tres servicios en el territorio nacional si uno de ellos se encuentra en la capital del país. En este rubro, los Romay tienen el control de Montecable, en Montevideo, y Del Faro TV Cable, en Colonia. A su vez, miembros del grupo cuentan con acciones en Multiseñal, de Montevideo, en Punta Cable, de Maldonado, y en la conocida Equital SA, con la que durante años controlaron la oferta de televisión por abonados en la capital del país. La legislación uruguaya otorga un período máximo de cuatro años para desprenderse de los medios que sobrepasen los límites establecidos, plazo que vence a fines de enero de 2019.

Este artículo fue realizado con base en una investigación en la que también participaron Fernando Gelves y Nicolás Thevenet, e incluye aportes del informe “La televisión privada comercial en Uruguay”, elaborado por Edison Lanza y Gustavo Buquet (Fesur, 2011). El trabajo de entrevistas a informantes calificados y el análisis de información inicial fueron realizados por un grupo de estudiantes de la Facultad de Información y Comunicación, integrado por Carlos Acosta, Micaela Cantaro y Margarita Barros, y coordinado por Gianela Turnes.

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¡Uruguayo, uruguayo!

Canal 4 es, históricamente, la emisora comercial con menor cantidad de producción audiovisual nacional. Según fuentes del Instituto del Cine y el Audiovisual Uruguayo (Icau), se estima que actualmente ésta alcanza a cubrir sólo 45 o 47 por ciento del total de su programación. Su asociación estratégica con Telefé de Argentina le dio una fuerte presencia a los programas enlatados o retrasmisiones de los producidos en el vecino país.

La elección de los gerentes de programación de Montecarlo es una señal clara de la apuesta del grupo Romay (incluso bajo el liderazgo de Zelmira del Castillo y Walter Romay Elorza). Desde 1990 hasta hace muy poco la totalidad de quienes ocuparon cargos gerenciales fueron de nacionalidad argentina. En ese período la definición de la programación estuvo en manos de Carlos Novaro (en dos oportunidades), Guillermo García Fuertes, Nora Seoane, Oscar Gatti y, hasta hace muy poco, Gustavo Yankelevich, a través de su representante, la también argentina, Mercedes Guinle.

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