A la búsqueda del socialismo - Semanario Brecha

A la búsqueda del socialismo

El modelo bolivariano y el problema de la república. A la búsqueda del jacobino perdido”, de Fernando López D’Alessandro –apreciado ex alumno y colega, que se identifica con el socialismo latinoamericano–, invita a otras reflexiones. Se vive un período histórico en que el sistema capitalista padece una crisis global –que agrava la disyuntiva de Rosa Luxemburgo de “socialismo o barbarie”, reconvertida en “socialismo o extinción” humana, planetaria–.

Sin embargo, no se avizora su rápido fin, porque, principalmente, el capitalismo ha ganado la batalla ideológica provisoriamente a la clase trabajadora. Compartimos que se vuelve imprescindible la reflexión crítica y autocrítica, fraterna, respetuosa. Constato que, para Fernando, muchos (mi caso, entre otros) no tengamos la condición de socialista. Si socialista es pertenencia al PS, no lo soy desde hace 50 años. Si socialista es quien combate por una sociedad socialista, lo soy. Prefiero denominarme marxista o materialista dialéctico, para evitar atribuirme condiciones partidarias que no tengo.

Para la reflexión crítica y autocrítica conviene saber si partimos de las bases mínimas que hemos tenido. ¿Compartimos el pensamiento de los clásicos, el de Marx-Engels? ¿Admitimos que hay una concepción de la sociedad proletaria, socialista, comunista, y otra individualista, liberal, burguesa? Mis dudas arrancan de esa crítica en la que se mete en la misma bolsa al kirchnerismo (nacionalismo burgués, que no se define contra el capitalismo), al “nacionalismo popular”, a “la cultura comunista latinoamericana y a su variante contemporánea, el bolivarianismo”, además de incluirse a Evo y Correa. ¿Qué queda fuera? Sin dudas, la socialdemocracia, heredera del pensamiento de Bernstein: “el movimiento es todo, el fin (socialista) es nada”. De allí que surja la pregunta: ¿crees que debe apoyarse a los Felipe González, Tony Blair, François Hollande y por estos lares a los Carlos Andrés Pérez y Binner? ¿Y en la política uruguaya a la “agenda socialdemócrata” con representantes de los cuatro principales partidos, que se maneja dentro de las pautas del sistema capitalista, es decir, el mismo perro con diferente collar?

Las ideas (o la ideología) filosóficas, políticas, etcétera, responden a intereses de clase (y de otras categorías sociales, como las etnias). El “pensar” está condicionado por el “ser”, y ante los mismos hechos razonan diferente el amo y el esclavo, el burgués y el proletario. Y siempre vale “el análisis concreto de la situación concreta” (Lenin). Así que ubiquémonos en “nuestra América” y en Uruguay. Y en tanto se precisa la visión general y particular, deseo suponer que compartimos tres condiciones: internacionalistas, nuestro-americanos y uruguayos.

Por ende, prefiero no analizar ahora ni a Robespierre ni a los jacobinos, ni a esa espléndida y sangrienta revolución francesa en la que los burgueses derrotaron a los partidarios de la igualdad. Sé que la democracia liberal burguesa –y no democracia a secas– es fruto de un constante forcejeo, de correlación de fuerzas, de lucha de clases, donde el Pro de Macri y la Mud de la oposición venezolana quieren “más torta” para la clase dominante y donde “los de abajo” (proletarios, negros o mujeres) han conseguido derechos, sin que la sociedad deje de ser explotadora, racista o machista. Y esa democracia –como el Estado en que se asienta– es burguesa, pues sus cometidos son preservar la explotación del hombre por el hombre, plusvalía mediante.

Vamos pues, a nuestra situación concreta. Afirma Vivián Trías, defensor de la Guatemala de Arévalo y Árbenz, de la Cuba de Fidel y del Che: “La dramática disyuntiva en que nos debatimos (es) colonia perpetua o liberación nacional (…). La clase obrera, vanguardia de las clases populares, conducirá la transformación revolucionaria de nuestra economía, cubriendo las etapas inconclusas de la revolución burguesa frustrada; pero con otra orientación, bajo otro signo (porque) la revolución nacional no se hace en beneficio de la burguesía, sino de las masas populares cuya vanguardia es el proletariado industrial. Su culminación tendrá como consecuencia la aparición de las condiciones económico-sociales, convenientes para la realización de la revolución socialista”.1 Es decir, que el Estado promoverá cooperativas, formas autogestionarias, pequeñas y medianas empresas, sujeto a un plan general, generando las condiciones económico-sociales necesarias para el socialismo.

¿Compartimos este planteo? Respondo, de mi parte, que sí. Y observo que los actuales procesos sudamericanos (Bolivia, Ecuador, Venezuela) se orientan en esa transición antimperialista y anticapitalista y así lo han expuesto Evo, Correa y Chávez. Pero ahora lo que está en juego es si en las condiciones endiabladamente difíciles de este sistema-mundo capitalista las clases populares (no sólo los líderes que las representan) poseen o carecen de fuerzas o habilidades suficientes para derrotar al tigre imperialista herido pero muy agresivo. Para ello habrá que ser creativos. Por de pronto, los procesos aislados no han vencido ni vencerán si los pueblos no se acompañan y ayudan solidariamente. Y no avanzarán sin democracia participativa, activa, no eligiendo meramente representantes cada cinco años, llámese a aquélla Comuna de París, soviets de los primeros años o “democracia de la calle”, como la denomina García Linera.

Mi preocupación uruguaya sincera es que los “tupas”, los “latas”, los “bolches”, los “anarcos”, los “troscos”, los… que estamos contra el sistema capitalista, dentro o fuera del Frente Amplio, militando principalmente en las organizaciones de masas (sindicatos, centros estudiantiles, asociaciones de jubilados, ambientalistas, etcétera), aprendiendo del pasado, sepamos unirnos contra los defensores del sistema, “demócratas” o “republicanos”, estén en el partido en que estén (que los hay en los cuatro mayores), para impedir que la soberanía nacional sea pisoteada por la serie de tratados de “libre comercio” con que los yanquis intentan anudar mejor la cuerda de los futuros ahorcados. Deseo que en esa nueva oleada popular que ha de venir estemos juntos.

  1. “Reforma agraria, industrialización y revolución nacional”, en Tribuna Universitaria, órgano de la Feuu. Setiembre de 1959.

 

 

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