Tuve el inesperado honor de que la prestigiosa pluma de Benjamín Nahoum, en la edición de Brecha del 5 de febrero, considerara y se pronunciara sobre una nota de opinión de mi autoría titulada «A la intemperie», publicada en la edición del 29 de enero. Debo expresar que mi entrega surgió a raíz de la lectura de dos notas, una de Juan Martín Posadas y otra del propio Nahoum.
Siempre en el marco de una sana, respetable y libre expresión ciudadana, estimo pertinente formular algunas precisiones respecto al alcance de lo expresado en mi nota anterior y en relación con lo manifestado por Nahoum en su última columna:
• En primer lugar, expresé que no me atrevía a analizar en profundidad el contenido de las notas de opinión de los autores mencionados; la consideración de lo partidario fue lo que tuvo como consecuencia mi decir respecto al desamparo y lo postergado de una parte de la sociedad, rehén de la brecha sempiterna del sistema político. Opinión que sigo manteniendo, sin cuestionar la veracidad de los dichos explicitados en las notas de Nahoum y Posadas sobre la crítica y la defensa respecto a las gestiones presidenciales. Simplemente destaco sus diferencias ideológicas, como fundamento, a mi entender, de lo partidario.
• La referencia de Posadas a que la propuesta del actual presidente no difiere mucho de lo que llevaron a cabo los anteriores mandatarios frenteamplistas corre por su cuenta, no la hago mía; simplemente deduzco, por un juego de palabras, que si no hay mucha diferencia, por su contrario, es dable inferir que existe mucha concordancia.
• Con relación a la situación económica y social de parte de la población más vulnerable, no adjudico la responsabilidad al sistema político, sino que reclamo su responsabilidad (y más aún en situación de emergencia sanitaria) de intentar combatir en profundidad la también sempiterna pobreza existente en el país. Y, para ello, insisto en que el mejor decir es el hacer. Sería una buena manera de comenzar el intento.
• Respecto a que da lo mismo que gobierne quien gobierne y no cómo y para quién gobierna, me remito a lo expresado en el cierre de mi nota, en el sentido de que el poder otorgado por la ciudadanía para gobernar sea para servir y no para servirse de él.
• En lo que tiene que ver con denostar la ideología, que es también una ideología, es conveniente precisar que una postura ideológica connota la adopción de una posición fuerte e inamovible que no admite discusión. Diferente es la independencia ciudadana cuando se trata de opinar y actuar, a lo cual adhiero.
• De las sombras oscuras, y de cuya vuelta se teme, habría que precisar recordando de qué manera fue que irrumpieron en la democracia uruguaya. Por cierto, la opinión ciudadana del común de la gente no las trajo ni las volverá a traer.
Finalmente, y para descartar fantasmas, en mi opinión exclusivamente ciudadana debo precisar que mi referencia al sistema político comprende a todos los partidos, dirigentes, referentes, candidatos y candidatas, sin excepciones posibles.