Le torció el brazo a Julio María Sanguinetti durante una huelga de hambre en la salud y de a poco, junto a su lista (la histórica 1886), se hizo con la conducción del sindicato. Con el Frente Amplio llegó a ocupar el asiento de los trabajadores en el directorio de Asse. Hoy, luego de un procesamiento judicial, el liderazgo que construyó Alfredo Silva está fragmentado y quienes solían acompañarlo compiten entre sí en las elecciones de la Federación de Funcionarios de la Salud Pública (Ffsp), que arrancaron la semana pasada y culminarán después de Semana de Turismo en medio de acusaciones cruzadas.
El camino hacia los comicios estuvo marcado por varias escisiones en el oficialismo. Tras el procesamiento de Silva y su posterior suspensión del sindicato, la 1886 se dividió en tres. Las distintas apreciaciones sobre el actuar del dirigente llevaron al secretario general, Pablo Cabrera, y a la presidenta, Beatriz Fajián, a tomar caminos separados. Cabrera fundó la lista 27, una agrupación que –dice a Brecha– tarde o temprano se iba a armar: “Veníamos con un alejamiento de carácter conceptual con Alfredo. Él seguía intentando tener una influencia fuerte en el pensamiento político de la agrupación y yo tomaba distancias cada vez más importantes. Alfredo se había equivocado mucho y yo era la voz disonante”.
Fajián, por el contrario, quería que la 1886 se mantuviera unida tras el escándalo. “Pablo se fue y la que pagó los platos rotos fui yo porque fui la que hice la defensa de Alfredo, la que salí a dar la cara públicamente, considerando que hubo un abuso por la prensa”, aseguró Fajián a este semanario. No fue el único quiebre. Tras la ruptura, Alfredo Silva apadrinó la lista 1416 que está liderada por Marita Siri, directora de Asistencia Integral de Asse, un cargo político dentro de la estructura del prestador público. Su candidatura fue cuestionada por Fajián. “Son cosas que no entiendo. ¿Cómo alguien de una dirección puede ir a una lista gremial? Si tú sos el que dirige una unidad ejecutora, ¿cómo vas a negociar por los trabajadores y por ti mismo?”
En este escenario, la lista 70, cercana al Partido Comunista y liderada por Gabriela García, y los socialistas de la agrupación 1941, encabezada por Javier Acosta, tienen chances de quebrar 15 años de conducción hegemónica por parte de la 1886. La campaña de la 70 intentó “dar vuelta la página”, sostuvo García a Brecha. Acosta señaló que lo más arduo fue reconstruir la credibilidad hospital por hospital sin una estructura para hacer una campaña similar, por ejemplo, a la de Pablo Cabrera. Para el secretario general, sin embargo, hubo un juego “deshonesto”. “Todos sabemos las reglas de juego, pero muchos se dedicaron a hablar de los otros”, dice Cabrera. En diálogo con Brecha relató que hubo dirigentes de otras agrupaciones, sobre todo en el Interior, que invocando su nombre pedían el voto para una lista a la que él no pertenecía: “Se dijo además que en realidad las listas escindidas de la 1886 representaban lo mismo políticamente y que se dividían simplemente por un estrategia electoral, lo que es falso”.
Pero eso no era todo. Un día antes de la votación los resultados preliminares de una auditoría en la colonia de vacaciones del sindicato circularon a través del Facebook de uno de los auditores. El documento también fue divulgado por el El País, y mostraba sobrecostos en el pago a una barométrica, slots dentro de la colonia y faltante de comprobantes de gastos. Estrictamente, el último congreso de la Ffsp, en noviembre de 2014, aprobó la realización de una auditoría externa a través del Instituto Cuesta Duarte (Pit-Cnt). La investigación sobre la colonia se hizo sin cumplir con estos requisitos, por lo que carece de validez, dijo García a Brecha. Fajián sostuvo que los resultados primarios que ponen sombra sobre su gestión “no le quitan el sueño. Es lo primero que se hace para enchastrar la cancha para hacer cambiar el voto del que estaba dudoso”.
Al llegar el día de la elección la desconfianza seguía imperando, al punto que en Montevideo los dirigentes durmieron en la sede para cuidar los votos. Y en este clima a nadie le sorprendió que ocurrieran irregularidades. Si bien se acordó que no iba a haber urnas móviles (porque implicaba movilizar delegados para controlar la votación), en Salto apareció una de ellas. Además, en Cardona se mezclaron votos observados con comunes. Según Fajián, los socialistas y los comunistas, la situación en Salto se trató sólo de un desconocimiento de la normativa fijada para la elección. Pero Cabrera dijo a Brecha que fue una situación irregular grave que involucró a las listas 70 y 1941. “Trajeron los votos de la urna móvil y los pusieron en una urna general, con lo que la urna se tuvo que inhabilitar. Era una urna en la cual nosotros tuvimos una distancia importante con la 70. Obviamente fue una maniobra para ensuciar la cancha. Meter todos los sobres en un lugar, cuando no corresponde, son irregularidades que pesan y le faltan el respeto a los compañeros, que tienen que volver a pensar en una elección.”
Hasta el momento de la denuncia, Cabrera lideraba las elecciones, seguido por los comunistas, los socialistas, y en cuarto lugar la lista de Siri.
En el quinto puesto, lejos, quedó la lista de Fajián, que prácticamente no realizó campaña. Es altamente probable que los resultados se mantengan así, lo que implicaría que ninguna lista tenga mayoría y se vea obligada a negociar.