«Cuando suena la campana, te sacan el banquito y uno se queda solo», decía el boxeador argentino Óscar Ringo Bonavena. Algo por el estilo parece estar pasando con Alejandro Astesiano, el jefe de custodia del presidente que, una vez apresado, pasó rápidamente a ser desacreditado como un perejil o un charlatán, incluso por aquellos que le pedían favores por mensajería instantánea hasta unos días ante de su caída en desgracia. Aunque es probable que el custodio no lograra cumplir todo lo que prometía, su Whatsapp no paraba de sonar, y quizás hubiera seguido siendo así si la causa de los pasaportes no lo hubiera alcanzado.
Esa «bajada de precio» no solo se extiende al rol de Astesiano. A medida que se conocen las partes escritas de los chats que figuran en la causa judicial, también hay cierto apuro por restarles trascendencia a los interlocutores que lo contactaban con fines turbios. Uno de los casos notorios es el de Vertical Skies. Si bien el 1 de noviembre el Senado repudió, por unanimidad, el pedido de «fichas» sobre los legisladores frenteamplistas Charles Carrera y Mario Bergara, que consta en la conversación de Astesiano con el militar retirado Marcelo Acuña (uno de los gerentes de Vertical Skies), el senador Jorge Gandini procuró relativizar los alcances de la compañía. «¿Quién es esta persona? ¿Qué poder tiene?», se preguntó Gandini respecto del CEO de la compañía con sede en Estados Unidos, Mario Panizza. «En la página de su empresa dice que tiene clientes importantes y 5 mil empleados», pero «tiene dos empleados y facturó el año pasado 52 mil dólares». Además, «compró en 2014, mediante hipoteca, una vivienda y se le reclamó el impago por 170 mil dólares. Se le ejecutó la hipoteca porque no la pagó. […] Encima debe hasta la tarjeta de crédito. […] Ni murió ni fue guerrero», concluyó el legislador nacionalista.
Sin embargo, la Central de Riesgos Crediticios del Banco Central da una imagen mucho más solvente de las economías de Panizza, que en este momento está calificado como deudor con capacitad de pago fuerte (1C) tanto ante el Banco República como ante el BBVA. Acuña también ostenta en este momento la categoría 1C ante cinco instituciones financieras y la empresa Lunacar SA también tiene esa categoría ante el Bandes. Esa firma, registrada a nombre de Acuña y Domínguez, es la representante de Vertical Skies en Uruguay, a la que se le adjudicaron varias licitaciones en el Ministerio de Defensa Nacional y UTE (véase la edición pasada de Brecha).
Evidentemente, los exmilitares de Vertical Skies demostraban especial interés en acceder a información sobre las compras estatales de insumos de defensa y de energía. Acuña le preguntó a Astesiano varias veces por la licitación de dos patrulleros oceánicos para la Armada, como informó La Diaria (28-XI-22) al revelar el chat. Vertical Skies se presenta como representante de los intereses de Hyundai Heavy Industries en esa licitación. Pero los siete meses de intensa conversación aún dejan tela para cortar. Por ejemplo, aparecen reiteradas alusiones a distintos tipos de aviones que, al parecer, el gobierno estudia comprar.
El 14 de mayo –y luego de un sostenido intercambio de mensajes, que incluyen la primera mención a las «fichas» de los senadores–, Acuña pregunta «cuándo es que Mario [Panizza] habla con Luis». Astesiano responde: «Yo le dije que lo veo lunes. Es más, me dijo Luis que Aldo [otro miembro de Vertical Skies] llamó para verlo aunque sea un minuto y él le dijo que no puede. Eso me contó Luis, que a Aldo le dijeron eso porque de verdad ahora no conviene nada». Luego, el custodio dice: «Lunes o martes almorzamos en Suárez con Mario». «¿Y sale algo o no?», inquiere Acuña. «Sí, por eso quiero invitarlo a la residencia», responde Astesiano. Acuña se fastidia: «Porque está todo para el orto, barcos chinos, ahora quieren comprar tucanos [aviones caza fabricados por el estado brasileño], y todavía no se mueve nada». Los tucanos, entre otros modelos de cazas, podrían ser una opción en el contexto de la ley de derribos.
Dos días después, Acuña contraataca: «¿Al final se reunieron, se reúnen o algo similar? No tengo novedades. Por lo que he leído quieren los aviones brasileros, ¿puede ser?». «Aún nada», responde lacónicamente el Fibra. Una semana más tarde, tras varios intercambios de audio, Astesiano y Acuña pautan un encuentro en la esquina de Paysandú y Magallanes. El 15 de junio el militar retirado dice que tiene una carta para «el 1». «Me dijo que no es el momento», replica Astesiano. Y luego: «Siempre dijo que mientras esté tema negocio no se reúne con nadie». La frase llega un mes después de que el custodio hubiera afirmado que Panizza almorzaría en la residencia de Suárez.
PLANES DE VUELO
Luego de la reunión en la Torre Ejecutiva, a las 20.14 horas del 26 de junio Acuña dice: «Ale, imposible que sean los mismos aviones, porque tenemos un contrato de exclusividad por abogado, para que tengas una idea, los aviones pelados como están ahora, despintados asientos rotos, sin actualizar y muchos detalles más salen más de 75 millones». Astesiano responde por audio. Dos semanas después, el 8 de agosto, Acuña pregunta por novedades. «Mirá, reuniones y JG [el ministro de Defensa Javier García, presumiblemente] se llevó lo que le dio Luis». Ya en setiembre, Acuña inquiere nuevamente: «¿Y qué tal esos tucanos?». «Yo no lo vi», dice Astesiano. «Bueno, ya sabemos que esos aviones no le sirven para nada, esperemos no le hagan caso a García como con las OPV [patrullas oceánicas]», descarga el militar retirado.
Pero los de Vertical Skies no eran los únicos interesados en vender equipamientos de defensa que rondaban al Fibra. De esto da cuenta un chat con un ciudadano argentino radicado en Uruguay hace una década, de iniciales P. B.
El 9 de junio, Astesiano le dice: «¿Estás? Escribí que estoy con Luis. ¿Los aviones que ofrecieron vos cuánto decís que salen o los conseguís?». El argentino responde: «Ahora el número exacto no recuerdo. Los aviones se compran en tanda de a dos siempre porque deben volar juntos por normativa según entiendo en la milicia y los israelitas estaban por 4.5 más o menos cada uno. Pero hay muchas versiones y posibilidades adaptables a nuestras necesidades. Estos son aviones caza de 20 años de antigüedad refrashing [sic] (hechos a nuevo)». «Pero más. No justos. Los que te mostré, esos», insiste el Fibra. «Dame hasta mañana y te paso información certera que le habíamos presentado o comentado a ti [sic] en su momento. Los que me mostraste el tipo pedía 10 o 15 millones, una locura. No valen más de 3 o 4 millones cada uno», evalúa el comerciante argentino. Luego desarrolla su opinión: «Uruguay si llega a gastar 100 millones en las FFAA [Fuerzas Armadas] son mínimo dos barcos rápidos más 6 u 8 aviones caza. Más aviones de reconocimiento, más control de frontera, drones, etc.».
Un mes después, el polifacético interlocutor del Fibra lo invita a la inauguración de un local de ropa que abrirá en Carrasco. Más adelante, en la tarde del 23 de agosto se vuelven a encontrar en Torre Ejecutiva. Una hora después de la reunión, P. B. envía una imagen y Astesiano replica con un archivo PDF. Aunque no es visible, el nombre del archivo (20220808_AUF.pdf) parece hacer referencia a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y a una fecha: 8 de agosto de 2022 (el 1 de agosto, la AUF anunció en su web un llamado a proyectos de obras de infraestructura para divisiones formativas). Astesiano propone un negocio: «Después pensalo. Entrás con 5 lucas nada más. Pero tengo que ser rápido y agarro Peñarol también. No podía contarte allá. […] A nadie esto», advierte. Tras intercambiar audios, P. B. dice: «Me sumo». Al otro día agrega: «Contá conmigo», y se ofrece como cobertura: «Coméntame luego bien cómo sería todo para estar en tema y si necesitás involucrarme yo así vos no apareces tanto y listo [sic]» y finalmente avanza: «La guita la tengo. Y tenemos además que aprovechar lo otro que tengo más empresas [sic]». El Fibra le diría luego: «Yo quiero que vos seas cara visible», y le informaría que debían «cotizarle» a recursos humanos de la constructora Ebital.
El 25 de agosto Astesiano viajó con Lacalle Pou a celebrar la independencia uruguaya en Argentina. Desde allí le contó a P. B. que lo había saludado Mario Montoto, el exmontonero devenido en megaempresario del armamento. «Quedo duro el Luis ni bola hols le dijo [sic]», se jacta el custodio. Ese día P. B. insiste en encontrarse con Astesiano y le dice que «hay que encarar lo de la lic si se puede». Como ese encuentro se posterga, P. B. empieza a mostrar dudas: «Yo entro, pero me hubiese gustado juntarnos y que me cuentes bien cómo es todo» y aclara que tiene «los 5», pero no le sobran.
Finalmente, el socio argentino se baja. «Mil disculpas. Pero llegado el caso estoy para laburar si me necesitás y mismo para hacer crecer la empresa», dice el 30 de agosto. Astesiano da tranquilidad y dice: «Voy a agarrar». «Bueno, mejor porque si es así como decís es un negoción. Esa guita la sacás de abajo de una piedra», lo alienta P. B. La respuesta de Astesiano es: «Luis» y un emoticón resignado. «Y bue sí pero sabes que se la devolvés al toque [sic]», lo consuela su interlocutor. El 1 de setiembre se muestra interesado: «¿Y aquello lo pudiste destrabar?». Astesiano responde que le faltan «2 lucas», pero que las consigue. El último intercambio es el 16 de setiembre. Astesiano es detenido el 25.
Consultado por Brecha, el interlocutor del custodio de Presidencia dijo que se dedica al comercio exterior. En su perfil de Linkedinfigura como «proveedor de equipamientos de defensa», entre otras actividades. Afirmó que tenía «un acercamiento con algunas empresas» que le habían propuesto «que haga los contactos acá, porque son temas delicados, no es salir a vender alfajores». P. B. agregó que tuvo «diálogos y reuniones con muchas personas del gobierno, ministros que ya no están y demás». A Astesiano lo conoció, dijo, porque se lo refirieron «para algunos temas en materia de seguridad y nada más». Acerca del negocio que el Fibra le ofreció, dijo que estaba vinculado a una «empresita de seguridad» y que el custodio necesitaba plata para un contrato, y no dio más detalles. Sobre las referencias a Ebital y Peñarol respondió: «No tengo idea, porque en el momento que me pidió plata no le di mucho corte ni mostré mucho interés». Ya alejado del ahora caído en desgracia, no recordaba haber preguntado por ninguna licitación en particular y prefirió no decir para qué empresas extranjeras hacía contactos.