Antes de que concluyera el año 1972, el senador frenteamplista Zelmar Michelini razonó sobre el sustento último de la democracia. En una columna que venía redactando para Marcha desde julio de ese año, escribió: «Siempre es fácil, hasta por una razón de subsistencia o de autosalvación, defender el honor y la propia libertad. Lo verdaderamente difícil […] es defender el honor y la libertad ajenas. Más aún cuando por esa acción se compromete y arriesga la propia. El interesarse y luchar denodadamente por los derechos de los demás es lo que hace fuerte a una sociedad. Cuando la autoridad de turno siente que no puede tocarse o herirse el derecho de nadie sin que inmediatamente se levanten las voces de acusación y denuncia y la sociedad entera reacciona, agraviada, exigiendo las reparaciones co...
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