El gobierno brasileño, que había tenido un papel activo de garante para la realización de las elecciones presidenciales en Venezuela, ha atraído la atención como el líder natural de la región y se espera mucho del papel que tendrá para mediar en la situación. Cualquiera sea su posición, se le abren frentes de disputa dentro y fuera de fronteras. Hasta el momento, Itamaraty le ha escapado a la denuncia de fraude y ha tratado de mantener una postura cautelosa que le permita conservar su rol de interlocutor de ambas partes. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, está en el centro de la escena desde antes del domingo, cuando dijo que estaba asustado por una declaración de Nicolás Maduro en la que el mandatario venezolano vaticinó un «baño de sangre» en caso de no vencer en la elec...
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