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Empresas y países que sostienen el genocidio

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Ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 16 de setiembre de 2024 / Xinhua, Rizek Abdeljawad

De la ocupación de territorios palestinos por Israel se han beneficiado numerosas empresas, tanto israelíes como extranjeras.

A fines de 2016, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas mandató a la entonces alta comisionada Michelle Bachelet a que elaborara una lista de las compañías que operaban en los territorios palestinos ocupados por Israel. La chilena cumplió con el encargo y en febrero de 2020 se difundió un listado que abarcaba a 112 empresas, 94 israelíes y 18 extranjeras. De estas últimas, seis provenían de Estados Unidos, cuatro de Países Bajos, tres de Francia, tres de Reino Unido, una de Tailandia y la restante de Luxemburgo. 

El 10 de agosto el medio digital español Diario Red publicó a su vez un informe no exhaustivo sobre las compañías extranjeras que colaboran con la ocupación en el que se menciona a la mayoría de las incluidas en la base de datos de Naciones Unidas y a otras. Las hay de todos los sectores: petroleras, inmobiliarias, automovilísticas, de telecomunicaciones, tecnológicas, del área hotelera. 

Entre ellas está RE/MAX LLC, una transnacional con sede en Denver, Estados Unidos, calificada por el diario como «la mayor red inmobiliaria» que opera en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental. RE/MAX dispone de una oficina en un asentamiento, el de Ma’ale Adumim, desde donde vende y alquila viviendas en todas las colonias.

En un sector afín, el del turismo y el alquiler temporal de casas y apartamentos, aparecen Airbnb, Booking.com, Expedia (la ONU señalaba también a eDreams y TripAdvisor). Tanto Amnistía Internacional, en un informe de 2019, como Human Rights Watch y Al Jazeera, en un documento conjunto de 2018, las habían denunciado por contribuir a la expansión de los asentamientos ilegales. Airbnb se comprometió entonces a salir de Cisjordania (nada dijo sobre Jerusalén oriental). No cumplió, porque en junio pasado, señaló Diario Red, se vieron anuncios de alquiler de viviendas de esa plataforma en distintos asentamientos. «La presencia de estas empresas», indicó el medio español, «es motivo para continuar con las demoliciones de edificaciones palestinas y la construcción de viviendas para civiles israelíes que buscan hacer negocios con estas plataformas». En ese rubro se ubican también firmas españolas. El diario digital Público reveló en setiembre un informe del Ministerio de Comercio ibérico que alienta a «explotar y ahondar las complementariedades» con Israel una vez terminada la guerra en Gaza, mientras el Centre Delàs y la ONG Who Profits denunciaron que varias transnacionales de origen español han continuado operando en Israel incluso después de iniciada la campaña de exterminio en la Franja, a pesar de las promesas del gobierno de Pedro Sánchez. La mayoría son constructoras, como CAF, COMSA, GMV, Ineco o el grupo Semi. Algunas han contribuido a levantar infraestructuras en Cisjordania, comunicando colonias entre sí y con Israel.

Otra de las grandes empresas con negocios en los territorios ocupados es la germana Siemens, que durante la Segunda Guerra Mundial fuera parte central del andamiaje económico de la Alemania nazi. «Siemens es el principal contratista del Interconector Euro-Asia, un cable eléctrico submarino que, en su etapa 2, unirá a Israel con la Unión Europea y que contribuirá a la conexión eléctrica de los asentamientos ilegales de Israel en territorios palestinos con el Viejo Continente», destacó Diario Red.

En noviembre de 2023, cuando la ofensiva sobre Gaza estaba en sus momentos más sangrientos, el magnate sudafricano-estadounidense Elon Musk viajó por primera vez a Israel para ofrecer los servicios de una de sus múltiples compañías, la de comunicación satelital Starlink, al gobierno de Benjamin Netanyahu. Entre otras cosas se comprometió a asegurar el servicio de internet para la Franja de Gaza pero desde Israel, sin permiso de las autoridades palestinas ni dejar, por supuesto, dinero alguno a las arcas de ese territorio supuestamente independiente. 

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son equipadas con dispositivos electrónicos por distintas empresas occidentales. Entre ellas está Hewlett Packard. En esa área destacan igualmente Amazon, Google y Microsoft.

Henry Ford era conocido por su acendrado antisemitismo. La empresa de vehículos que fundó es desde hace años una de las principales proveedoras de chasis para vehículos blindados que las FDI utilizan en Gaza y en Cisjordania. Mientras ayuda a asesinar palestinos en masa, la Ford contribuye también a brindarles «asistencia humanitaria vital» a través de su fundación…

La vigilancia perimetral de los muros de separación montados por Israel en los territorios palestinos es asegurada a su vez por radares y cámaras con sensores provistos por la estadounidense Motorola, que brinda también servicios en las bases militares israelíes y es el único proveedor de 4G para las FDI. 

British Petroleum (BP), la italiana Eni y la estadounidense Chevron, por su lado, están involucradas en la exploración y la explotación de yacimientos de gas y petróleo ubicados en gran parte en aguas o tierras palestinas, pero que Israel administra en su exclusivo beneficio. «Chevron, BP, Exxon Mobil y Shell ponen la gasolina del genocido en Gaza», tituló el periodista español Pablo Elorduy una de las notas que ha publicado en el digital El Salto sobre la colaboración empresarial con la ocupación israelí. «Países como Brasil, Grecia o Italia también han suministrado petróleo a Israel incluso después de la resolución de la Corte Internacional de Justicia del pasado enero», agregó, citando un informe de Oil Change International, una organización de investigación, comunicación y promoción que apunta a exponer los costos de los combustibles fósiles. Respecto a Brasil dice el documento de Oil Change International: «El presidente Lula, que ha sido muy crítico con las acciones de Israel, tiene la oportunidad de ayudar a lograr un alto el fuego mediante la imposición de un embargo petrolero». 

En la lista entran también, obviamente, las empresas que suministran material militar. En 2021, la Campaña contra el Comercio de Armas (o CAAT, por su sigla en inglés) identificó en ese rubro a las estadounidenses Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics, Ametek, UTC Aerospace y Raytheon; las alemanas ThyssenKrupp Marine Systems y Renk AG; la italiana Leonardo, y las británicas BAE Systems, Atlas Elektronik, MPE, Controles Meggitt, Penny + Giles, Ingeniería de Redmayne, PLC senior, Land Rover y G4S.

Amigos son los amigos 

Entre los países que venden armamento convencional a Israel, Estados Unidos ocupa el primer lugar, descolgado del resto. Desde el 7 de octubre pasado, Washington entregó al país gobernado por Benjamin Netanyahu miles de bombas y misiles teleguiados comprendidos en el Tratado de Comercio de Armas (TCA), de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por su sigla en inglés), un organismo que es habitualmente reconocido como una autoridad de referencia en materia de investigaciones sobre el comercio de armas. Hasta fines de 2022, según un análisis del SIPRI referido al período 2013-2022, de Estados Unidos provenía el 69 por ciento del total de armas importadas por Israel. La proporción se mantuvo estable durante todo 2023, hasta el 7 de octubre, pero es probable, señala el SIPRI, que haya aumentado desde entonces, a pesar de que no se dispone de un inventario exhaustivo oficial del armamento vendido desde esa fecha. A fines de enero pasado, según consignó el diario israelí Times of Israel, 250 aviones y 20 barcos entregaron 10.000 millones de toneladas de equipos militares no especificados. The New York Times dio cuenta, a su vez, de la venta por Washington a Tel Aviv, solo en diciembre pasado, de cerca de una tonelada de bombas MK 84 no guiadas que fueron utilizadas por las FDI en Gaza. El «estado de emergencia» decretado por el gobierno de Joe Biden después del 7 de octubre «ha permitido a la Casa Blanca saltear al Congreso para disponer el envío de municiones al Ejército israelí», señaló Mediapart.

A Estados Unidos le sigue Alemania, que entre 2022 y 2023 ha multiplicado por diez las autorizaciones de ventas de armas a Israel, de acuerdo al SIPRI. El grueso de ese aumento se dio después del 7 de octubre. Las armas ofensivas, las únicas abarcadas por el TCA, representarían, sin embargo, solo el 6 por ciento del total, una cifra baja, aunque tres veces superior a lo que representaban en 2022. El resto serían vehículos blindados o de transporte. Tampoco el gobierno alemán comunica datos sobre las ventas de armas salidas de sus fronteras. Según su cancillería, Italia dejó de entregar armas a Israel después del 7 de octubre. No se ha podido comprobar hasta ahora que sea la realidad. Hasta entonces, Roma era el origen de casi el 6 por ciento de las importaciones israelíes de armas convencionales, de acuerdo a datos del SIPRI correspondientes al período 2011-2020.

Reino Unido, cuarto exportador de armas convencionales a Israel, no suspendió las ventas después del 7 de octubre, pero en diciembre pasado el secretario de Estado de Relaciones Exteriores y Comercio de entonces dijo que Londres se reservaba el derecho de rechazar nuevos pedidos provenientes de Tel Aviv o de rever otros ya autorizados. El 2 de setiembre, Londres anunció que suspendía 30 licencias de exportación de armas por el «riesgo claro» de que pudieran ser utilizadas para cometer «graves violaciones al derecho internacional humanitario». «Las acciones de Israel en Gaza siguen provocando una inmensa pérdida de vidas civiles, una destrucción generalizada de la infraestructura civil y un inmenso sufrimiento», dijo el ministro de Relaciones Exteriores, el laborista David Lammy. También evocó el tratamiento a los presos palestinos y el bloqueo al ingreso de ayuda humanitaria a la Franja.

Francia, convertida en 2023 en el segundo exportador mundial global de armas, superando a Rusia, afirma que no le vende armamento «letal» a Israel, solo equipos que le «permitan asegurar su defensa». Sin embargo, una investigación desarrollada por dos medios independientes de Marsella (Marsactu y Disclose) concluyó que, en octubre pasado la empresa Eurolinks, colocó 800 quilos de material para armas automáticas en Tel Aviv. El 2 de setiembre, el portal Mediapart reveló un documento oficial del Estado francés según el cual en 2023 París vendió a Israel armas por valor de 30 millones de euros. Caso similar sería el de España, que niega oficialmente haber establecido contratos de compraventa de armas con Israel desde el 7 de octubre, una versión puesta en entredicho por investigaciones de prensa.

Almacén infinito

«Son la columna vertebral tecnológica del genocidio», denunciaron el 7 de agosto cientos de empleados de Amazon, Google y Microsoft reunidos en el colectivo No Tech for Apartheid para referirse al papel de los gigantes del sector tecno en las matanzas llevadas a cabo por Israel en Gaza. «De manera similar a la asistencia que brindó IBM a la Alemania nazi para vigilar, calcular y asignar la muerte de judíos durante el Holocausto, hoy las grandes corporaciones tecnológicas están ayudando directamente al Ejército israelí en su campaña genocida», afirmaron. En su sitio web, No Tech for Apartheid apuntó que «la facilidad con la que Amazon, Google y Microsoft permiten a la inteligencia militar israelí acceder a servicios de almacenamiento de datos ha sido comparada con la facilidad con la que los consumidores de todo el mundo pueden hacer pedidos a Amazon». Al «hacer negocios con el apartheid israelí», Amazon y Google «están ayudándolo a que sea más eficiente, más violento e incluso más mortífero para los palestinos», agregaban, y lanzaban un llamamiento a «todos los trabajadores tecnológicos con conciencia» a que se sumaran a la denuncia escribiéndoles a los directores ejecutivos de Amazon, Amazon Web Services, Google y Google Cloud. 

Días antes Local Call y +972 Magazine habían publicado otra investigación en la que dieron nuevos detalles sobre la colaboración de las big tech con Israel. Fuentes de las FDI dijeron a ambas publicaciones que la nube de Amazon Web Services es como un «almacén infinito» de datos sobre los 2,5 millones de palestinos que permanecen en la Franja de Gaza, todos ellos potenciales blancos de diversos programas de inteligencia artificial. A principios de julio, señalaron, la coronel Racheli Dembinsky reconoció públicamente, hablando ante un centenar de militares e industriales israelíes, que las FDI utilizan, para sus ataques en Gaza, almacenamiento en la nube y servicios de inteligencia artificial proporcionados por Amazon, Google y Microsoft.

La campaña global contra las empresas que respaldan a Israel

Boicot

El movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) fue creado en julio de 2005, un año después que la Corte Internacional de Justicia de La Haya declarara ilegal el muro construido por Israel en Cisjordania. Tiene entre sus objetivos poner fin a la ocupación y la colonización israelíes de tierras palestinas y el reconocimiento del derecho de los refugiados palestinos al retorno. «No estoy interesado en recoger migajas de compasión arrojadas de la mesa de alguien que se considera mi amo. Quiero el menú completo de derechos», dijo en su momento uno de los fundadores del movimiento, Omar Barghouti, citando al obispo sudafricano Desmond Tutu, uno de los referentes de la lucha contra el apartheid en su país.

El BDS organiza campañas globales de boicot a empresas transnacionales que colaboran de una manera u otra con la ocupación israelí. Ha tenido éxitos resonantes. Entre los últimos, la desvinculación, a mediados de agosto, de la empresa de seguros francesa AXA de tres bancos israelíes acusados por Naciones Unidas de participar en la financiación de colonias ilegales en Cisjordania. El movimiento reivindica también la partida de Israel de otra transnacional francesa, Veolia, que intervino en la construcción de un tren que atraviesa Jerusalén oriental, y de la decisión del fondo de pensiones estatal de Luxemburgo FDC y de la empresa estadounidense Motorola de desinvertir en Israel.

Hay empresas que son cartón ligador constante del BDS. Entre ellas, Mc Donald’s, Coca Cola, Burger King, HP, Starbucks, Siemens, Kentucky Fried Chicken (KFC), la cadena de supermercados Carrefour. El movimiento ha llevado a cabo también campañas de desinversión en las universidades estadounidenses, públicas y privadas, que tienen participación financiera en empresas que colaboran con la ocupación israelí.

Un estudio de la Rand Corporation de 2015 estimó en 4.700 millones de dólares al año el costo para la economía israelí de las acciones del BDS. El gobierno israelí lo redujo a 1.400 millones. Mucho, de todas maneras. Suficiente para que en Israel el BDS fuera considerado una amenaza estratégica y para que, entre 2016-2019, se destinaran allí unos 100 millones de dólares de fondos públicos al año a la realización de contracampañas. El lobby israelí en Estados Unidos estuvo a su vez en el origen de la adopción por varios estados de leyes de protección a las inversiones en Israel conocidas como leyes anti-BDS. En 2016, el actual canciller israelí Ysrael Katz, que por entonces también era ministro, llegó a proponer «eliminaciones civiles selectivas» de dirigentes del BDS. Amnistía Internacional y otras organizaciones de defensa de los derechos humanos estimaron que Katz estaba llamando lisa y llanamente al asesinato de integrantes del movimiento.

Según un informe publicado por el diario español El País (29-VIII-24), Mc Donald’s es una de las transnacionales más afectadas por el BDS. La empresa de comida rápida, acusada de haber ofrecido decenas de miles de almuerzos gratuitos al Ejército israelí, habría tenido caídas muy fuertes en sus ventas en todo Oriente Medio. Otras han sido Starbucks y KFC. Desde el 7 de octubre de 2023, los llamados al boicot a las firmas que colaboran con la ocupación israelí han tenido un eco especial en Estados Unidos, en Asia y, en menor medida, en Europa. De acuerdo a encuestas de la consultora YouGov citadas por El País, más de la mitad de la población de Indonesia y de Dinamarca, el 49 por ciento de la de Suecia, el 47 por ciento de los británicos y el 44 por ciento de los australianos han participado en campañas de este tipo. En todos los casos, los jóvenes han sido los más involucrados.



Los números del genocidio

Balances

El 30 de setiembre, Naciones Unidas difundió, por medio de Unosat (su centro de satélites), una evaluación de los daños sufridos por las infraestructuras gazatíes desde octubre de 2023. Según señaló, alrededor del 66 por ciento de todos los edificios de la Franja de Gaza, algo menos de 164 mil, fueron destruidos o dañados por los bombardeos. Una proporción aún mayor (68 por ciento) de los campos potencialmente agrícolas muestran signos de haber sido «gravemente afectados». Seis de cada diez unidades de vivienda y ocho de cada diez locales comerciales han sido destruidos, mientras que el 83 por ciento de los pozos de aguas subterráneos no funcionan.

Unas pocas semanas antes, Unicef y la ONG Save The Children habían dado cuenta, en un documento conjunto, de datos sobre la afectación de las estructuras educativas de la Franja. Más del 90 por ciento de los 563 centros educativos de Gaza, desde escuelas hasta universidades, fue dañado por los ataques y casi el 85 por ciento deberá ser reconstruido por completo o rehabilitado. Unos 8.300 estudiantes fueron asesinados, así como casi 500 profesores y administrativos de escuelas y liceos, y más de un centenar de profesores, decanos y administrativos de universidades.

Hay una tendencia creciente de ataques directos a las escuelas, que se han ido convirtiendo en refugios para desplazados, al punto de que hoy «no quedan en la Franja escuelas que estén siendo utilizadas como tales en Gaza», según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA). Israel considera a la UNRWA, respaldo fundamental del sistema educativo y sanitario en el territorio palestino, como «nido de terroristas» y su personal ha sido directamente atacado. Desde el 7 de octubre de 2023, 224 integrantes del personal de la agencia han sido asesinados.

En cuanto a las estructuras sanitarias de la Franja, casi un centenar de hospitales y centros de atención primaria de la salud no están en funcionamiento. «La escasez de combustible sigue amenazando la labor humanitaria, incluida la prestación de servicios de salud, lo que afecta al funcionamiento de los hospitales, los centros de atención primaria de la salud y los servicios de ambulancia», según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

La ayuda humanitaria continúa llegando con cuentagotas. Según la OCHA, entre el 1 y el 15 de setiembre entraron en la Franja una media de 67 camiones humanitarios al día, contra 500 camiones antes de octubre de 2023.

D. G.

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