Chau - Fermín Hontou (1956-2022) - Semanario Brecha
Fermín Hontou (1956-2022)

Chau

Me pide Mariana, de Brecha, que escriba algo sobre Fermín.

Les pido disculpas a los medios que me invitaron en estos días a hablar de él y preferí respetarme el dolor, hasta que se me fuera pasando. Pero como yo sé que el semanario fue contención para él, me obligo a escribirles algo. Brecha era su base económica en los últimos tiempos, pero también la obligación de hacer algo regularmente. La parte más sólida de una estructura vulnerable.

Ombusman: esta gente quiere que hable de vos. ¿Qué hago? ¿Les digo que no te cocinás ni un huevo duro? ¿Que siempre comés en los bares, que tenés cuenta porque te hacés querer? ¿Que agarrás un mango y al toque vas y pagás? ¿Que te duran poco los mangos? ¿Que siempre pagaste todo? Hasta a mí me pagabas, aunque yo te dijera ya fue.
¿Que tampoco hacés el fuego, pero venís primero siempre? Y ahí proseamos de lo lindo. ¿Tenés una copa?, yo traje blanco. Que tenemos que hacer el número 2 de Historietas.uy. Hace como 20 años que decimos eso. Sí, como el viaje a Cuba. Al final somos unos mentirosos. Vos no necesitás mentir. Vos no presumís porque tenés la grandeza de no opinar si no sabés. Son muchas las cosas de las que hablamos. De arte y filosofía, sobre todo. Le voy a poner Tao a mi hijo, en honor a nuestras charlas.
Tu trazo continuo de maestro Shaolín, quien te conoce, sabe. Verte dibujar. Chorizo y morcilla y los olmecas y huicholes, las energías que dominan el arte y un tomate al eje, y Klimt y Schiele y Torres García y Obdulio y Suárez y Cavani y el negocio del fútbol y la política. Mamaderas, decís, y la mar en coche. Toda una farsa de estos mamaderas, y después gritás e hinchás como el mejor. No solo sabés de dibujo y pintura, poesía y literatura, música y escultura, hasta las orejas de cultura nuestra.
Y tus cosas: todo en sobres con nombre y fecha. ¿Cómo se llamaba aquel dibujante de Melo? –pin–. ¿Y quién era la sobrina de Steimberg? –pan–. ¿Y cuándo escribió Saltoncito el Paco Espínola? –pin pon–. ¡Qué memoria tenés! Te voy a empezar a decir Google.
Fermín, hermanito, ¡sacate el saco, que hace calor! Fermín, ¿para qué llevas el portafolio a la playa o al almacén? ¡Yo qué sé! Sos como Pancho Villa, siempre armado hasta los dientes, pronto para disparar. Un día decidiste agregarle un gacho al portafolio. Eso fue hace mucho, pero yo te conocí cuando eras peludo. Pelo largo fachero. ¡Son tantas cosas!
En el taller buscamos dar una opinión. Casi sin darnos cuenta abrimos cabezas, planeamos clases, soñamos libros, pensamos viajes. Aprendí contigo muchos secretos del arte y de la vida. Me enseñaste tu mirada generosa y sabia. Te enseñé muchas cosas también, nos sostuvimos como pudimos y nos cuidamos y nos apoyamos cuando el otro precisó. ¡Te quiero, broder! No era necesario que me lo dijeras porque ya lo sentía. ¿Qué hacés, bo? ¿Vamo’ a la rambla? Dale, ¡venite a ver las llamadas! Venite a cenar a casa y después te llevo. Venite a ver el partido. ¿Nos vemos en El Lobizón? Después en La Ronda. ¿Hacemos una cena con Nine y Pancho? María cocina un pollo al curry… María dijo palabras hermosas y sinceras, ayer. ¡Son tantas cosas!: Valizas, El Cabo, El Dedo, la Guambia, Mateo, el Tic Tac, Jaime, San Pablo, el taller, el Etchepare…
Intername. ¿Estás seguro? Sí, ¡intername! La mente hace tantas trampas que hay que andar escapándoles; a vos te tocó caer. Te lloro hace muchos años, hermano, vos lo sabés, aunque nos reímos también. ¡Entraste a la iglesia desnudo! La siquiatría debería ser el último recurso.
Te veo mejor. Confianza en la ciencia. Me da un poco de miedo operarme, dicen que voy a estar mejor, ¿vos cómo me ves? Te entiendo, y eso es estar mejor. Entonces le doy. No hay contención. Falta un tío millonario o un equipo de sabios dispuestos. No es el milagro que esperábamos, me dijiste cuando volví del viaje. Quizás el amor. Quizás otra sociedad.
Te quiero, broder. Ya lo sé. No deja de ser un golpe duro en esa cabeza de vasco que tenés, y en la mía, que tampoco es de palo.
Y te vas, seguramente para no molestar, porque estabas cansado y tenés un alma pura y un alma pura necesita dibujar. No necesita micronarcosis, ni lástima, necesita dibujar. Bueno, dale, andate si querés. Total, vas a estar en todos los rincones y en todas las paredes, y en todos los cajones, y en todas las muestras y reuniones, en cada hoja en blanco, en cada tarde roja y amarilla y azul y gris.
Que andarás en el Valhalla, como querés.
Que te voy a extrañar, compadre, ¡que te voy a extrañar como la puta madre! Eso les voy a decir.

 

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