“Las entrañas, un amasijo pulcro y grisáceo, cayeron en el fregadero. Tuvo que meter la mano y tirar del corazón, los pulmones, los riñones que estaban pegados al hueso; notó su humedad fría y redondeada, minúsculos entre sus dedos. Los arrancó. Notó que la boca se le llenaba de saliva al pensar en carne.” En esta descripción detallista, ominosa, centrada en la faena de un conejo, podría resumirse buena parte de la atmósfera de En estado salvaje, la quinta novela de la australiana Charlotte Wood (1965).
Diez mujeres sin contacto previo entre ellas han sido secuestradas, drogadas y encerradas en un lugar apartado, rodeado de altas cercas electrificadas (“Aquí y allá en la propia cerca se ve el negro harapo aleteante de un pájaro o un murciélago quemados”). Son despojadas de sus largos cabel...
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