Claves para la creación - Semanario Brecha
Lo nuevo de Ediciones del TUMP

Claves para la creación

Tocar en clave, de Luis Gutiérrez. Ediciones del TUMP, Montevideo, 2020. 80 págs.

¿Qué es una clave? Podemos hacernos una idea siguiendo los conceptos que encontramos en el primer capítulo de este libro: «Elemento básico, fundamental o decisivo de algo», «Serie de variables constantes, identificables dentro de un conjunto mayor de datos», «La clave tendrá su ritmo particular, sin variaciones y sin interrumpir su toque durante toda la música». Estamos hablando, entonces, de algo del ámbito sonoro que nosotros –este plural refiere a quienes tenemos oído occidental– reconocemos dentro de lo rítmico, con un patrón repetitivo, identificable y constituyente de la práctica musical que le concierne, sea como esencia o como guía para su desarrollo.

Luis Gutiérrez (Montevideo, 1980) ha hecho viajes de estudio a Cuba, Brasil y Argentina; ha tocado en distintas formaciones de diversos géneros; ha enseñado en el Taller Uruguayo de Música Popular (TUMP), en la Escuela Universitaria de Música y, actualmente, en la UTU; fundó La Percutería, y un gran etcétera. Es un percusionista dedicado que ha intentado expandir su mundo musical más allá de Uruguay. Así, su libro presenta 35 ejemplos de claves. En conversación con Brecha, comentó: «Todas las aprendí estudiando la música. Muchas con profesores acá, en Uruguay, y luego un poco en mis viajes, sobre todo para presenciar el contexto de esos patrones rítmicos. Fue luego de esos viajes que empezó a nacer la idea de este libro».

Hay un sinfín de libros en los que se presentan listados de ritmos y recetas para que el lector, sin profundizar mucho, sienta que ya es capaz de tocar un género. Por eso resulta interesante pensar qué diferencia a este material de todos los demás. «En varios libros se pretende que el lector aprenda a tocar la música de tal o cual lugar. En mis viajes confirmé que la música popular es una experiencia comunitaria, en la que suceden cosas difíciles de representar en un libro o una grabación. Así que mi pretensión no es que el lector se empape de tal o cual estética, sino que acceda a un lenguaje, a la comprensión de las claves en un sentido más orgánico», afirmó.

Para entender lo que Luis propone, deberíamos adoptar una definición de música que contemple el ámbito de las prácticas sociales en su dimensión sonora, es decir, que no intente objetivizarla como algo exterior e independiente de la mediación humana. Tenemos que entender que lo que escuchamos siempre se adapta a la forma de nuestro oído, a nuestra historia personal y, sobre todo, a los sentidos sociales que estaban presentes antes de que abriéramos los ojos. «En lugar de pensar en un libro que eludiera todo eso, me pareció mejor hacer uno que incluyera esos conceptos. Por eso mi libro no ahonda en un solo repertorio, sino que trabaja con varios y ofrece la multiplicidad como una herramienta para nutrirse y aprender. La idea es transmitir al lector que puede armar sus propias claves y transformarse en un creador», dijo al respecto.

Tocar en clave no es un libro para «tocar claves», sino para transitar un desarrollo creativo a partir de ellas. Las músicas están traducidas a una escritura y una sistematización que no les son propias, pero la conversión al lenguaje occidental puede lograr nuevos modos de apropiación y creación. Algo que muchos podrían objetar es que un acercamiento así nos aleja de la pureza del material, lo genuino o más característico de él, que es su procedencia, y que el primer paso debería ser asentar una base y construir a partir de allí. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el receptor ideal de este libro es quien estudia para buscar no esa supuesta pureza ni la imitación acrítica de las influencias, sino una inspiración que multiplique sus maneras de percibir y crear los sonidos, en un vínculo continuo y orgánico con la dimensión de lo social.

El libro incluye la definición del término clave, análisis a partir de partituras y formas de graficar, diferentes claves con sus orígenes, ejemplos y ejercicios prácticos, y composiciones en las que Luis combina varias claves para evidenciar aquello que encuentra en común. También incluye una lista de audiciones que se encuentra en Spotify bajo el nombre «Lista de claves». El libro tiene un orden, pero cada lector o lectora puede utilizarlo a su manera. Se puede comenzar por el análisis y después derivar en la práctica musical, pero también se puede empezar tocando las claves para después aprovechar mejor la parte teórica. «Yo no quise determinar el camino, sino dejar que cada lector decidiera por dónde ir», dijo Luis, completamente consciente de esta característica de su material. Atinado y lúcido, considera que no podemos obviar ese velo particular que nos constituye y que nunca nos permitirá conocer una música de forma objetiva.

Este interesante libro habla de las claves y sus formas musicales, pero, más que nada, de lo que Luis propone a partir de ellas. Como no es un manual de instrucciones –de esos que prometen que, de seguirlas correctamente, todo funcionará–, invita a los lectores a acercarse de manera personal a sus contenidos. Es una propuesta con enorme potencial, pero Luis explicita que al abocarnos a ella tenemos que saber que, para encontrar el camino creativo de cada uno, de cada una, no hay claves infalibles.

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