En un congreso dedicado al tema del viaje en la
literatura hispanoamericana, la escritora argentina Angélica Gorodischer
analizaba lo que llamó “el viaje a ninguna parte”: “¿Cómo no viajar? ¿Por qué
viajar? Salvo un par de ociosas consideraciones moralizantes, no tengo
respuestas para esas preguntas. Pero viajamos. No sólo a la Luna, que está ahí,
al alcance de la mano, sino también hacia nosotros mismos. Hacia el horror,
hacia lo desconocido, hacia lo que no existe, hacia la imaginación. Por eso
escribimos. ¿Por qué escribir? ¿Cómo no escribir?”.1
Elecciones internas, la última novela de Leandro Delgado, bien podría llevar las
palabras de Gorodischer como epígrafe, ya que, aunque transcurre en un limitado
tramo de la rambla montevideana, entre el dique Mauá y Punta Carretas, se fuga
hacia...
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