No es inusual que la novela de un debutante se transforme en un verdadero fenómeno literario. Es más desacostumbrado, sin embargo, que el fenómeno esté fundado en razones estrictamente literarias. Pero es todavía más raro lo que pasó con esta novela de Lisa Halliday: las razones por las cuales el libro se transformó en un fenómeno literario no son aquellas por las cuales debía transformarse en uno. Es verdad, el libro contiene un ingrediente irresistible para nosotros, humanos entrometidos, chismosos y adictos a las celebridades: la autora mantuvo una relación sentimental con Philip Roth cuando ella tenía 25 y el 65 y la primera parte de esta novela se molesta sólo en disfrazar apenas el nombre del escritor (al que llama Ezra Blazer), al que es imposible no identificar de inmediato. Y si c...
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