El viernes a las 19.00 horas, la calle Galicia estaba cerrada con una valla custodiada por un par de militantes. Mientras estacionaba un ómnibus lleno de comunistas apurados por bajar, otros conversaban cerca de la puerta del Club Cordón, fumando, poniéndose al día, mirando qué había dentro del sobre que se entregaba a los congresistas al acreditarse. Abundaban las camperas con bandas reflejantes, las barbas marxistas y el entusiasmo juvenil. Las gradas del club estaban decoradas con banderas rojas y afiches que contaban la historia del Partido Comunista de Uruguay (PCU). En una mesa se vendían libros de Rodney Arismendi, ejemplares de la revista Estudios y los estatutos del partido, cuyo artículo 1 dice: «El Partido Comunista de Uruguay es, por su historia y por su concepción del mundo, v...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate