Este evento marca de manera fuerte el inicio del año teatral en la ciudad, con 13 obras provenientes de Argentina, Colombia, España, Francia, Portugal y Uruguay. Se han ampliado las salas que participan: además de la impulsora Sala Verdi, las puestas podrán verse en el Centro Cultural Terminal Goes, Centro de Exposiciones Subte, Mercado Agrícola de Montevideo (MAM) y Sala Lazaroff. La programación, enmarcada en la temporada 2023 de Sala Verdi llamada A 50 años del golpe, incluye varias obras de teatro documental, piezas comprometidas con la realidad en sus diferentes vetas sociopolíticas.
La puesta Altsasu, de la compañía La Dramática Errante de España, aborda un incidente entre vecinos, dos agentes de la Guardia Civil y sus parejas ocurrido en 2016 en Navarra a la salida de un bar, y reflexiona sobre las consecuencias del hecho en los ámbitos mediático y político. El espectáculo marca el giro de lo acontecido cuando el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco denuncia los hechos ante la Audiencia Nacional, que introduce la acusación de terrorismo. Así, quedan en evidencia el recorte de las libertades y el abuso de la expresión terrorista, impulsado por la fiscalía.
En la misma línea documental, desde Portugal/Brasil se presenta la pieza Figueiredo. Se trata de una conferencia performativa interpretada por Pedro Vilela, construida a partir de un documento oculto. El performer transita entre la historia y la memoria mientras teje vínculos en torno a una política de destrucción sobre la historia del genocidio indígena en Brasil. Relatório Figueiredo fue el nombre con que se conoció el informe elaborado en 1967 para investigar las irregularidades en el Servicio de Protección al Indio, la agencia estatal responsable de implementar la política indígena brasileña entre 1910 y 1967. Vilela reflexiona sobre un pasado resignificado en el presente mediante el rescate de las voces de los sujetos de esta historia: los indios.
Desde España también se presenta la pieza inmersiva de teatro documento Moria, que cuenta la historia de dos refugiadas y sus familias que han tenido que huir de sus países de origen: Afganistán e Irak. Emigrar se transforma en un verdadero infierno. Las esperanzas puestas en el suelo europeo se desvanecen ante nuevas etapas de sufrimiento. La puesta cuenta con testimonios reales filmados en el campamento de Moria junto con la mirada de Nicolás Castellano. El público se sumerge en la historia de manera envolvente, ya que tiene mucha cercanía con las intérpretes y vive la experiencia dentro de una tienda como la de un campamento de refugiados, con proyecciones audiovisuales filmadas en 360.
El festival presenta dos puestas locales. Se trata de Yo soy Fedra, de Marianella Morena, que ya fue estrenada en el Festival Nuestra de dramaturgia. Monólogo inspirado en la historia del personaje mítico Fedra, muestra a la actriz Noelia Campo muy cercana al público mientras interactúa con el músico Lautaro Moreno y narra sus anécdotas en torno al paso del tiempo, el cuerpo femenino y el desengaño amoroso. Otra de las puestas es el estreno de la esperada Muchachas de verano en días de marzo, dirigida por Leonor Courtoisie e inspirada en la novela homónima de Alicia Migdal. La pieza transita por fragmentos de múltiples mujeres que recuerdan su infancia y se vuelven niñas mientras toman la ciudad como lugar de descubrimiento. Con las actuaciones de Gimena González e Inés Rocca, la puesta podrá verse en Sala Verdi del 22 al 26 de febrero. Al consultarle sobre esta propuesta, Gustavo Zidan, director de la sala, comentó a Brecha: «La propuesta del estreno de Leonor Courtoisie nace luego de la presentación de su libro Irse yendo en Sala Verdi; lo considero un libro impactante por varias razones. Luego vi su trabajo en la Comedia Nacional, me pareció muy potente por las dificultades que proponía el texto de Armonía Somers para teatralizar. Su nuevo proyecto me interesó mucho, pienso que es justo trabajar con los textos de Alicia Migdal porque es una escritora de una dimensión importante y todavía no le hemos dado el lugar que se merece dentro de la literatura uruguaya».
El festival apela a la diversidad de propuestas. Es así que también podrán verse piezas de clown, títeres y danza, como la videoinstalación Vanitas, una proyección continuada proveniente de Argentina/Francia que podrá verse en el Subte del 16 al 18 de febrero. Realizada por los coreógrafos y bailarines Agustina Sario y Matthieu Perpoint, explora los contactos de la piel con territorios diversos. Ma Solitud es una pieza española de teatro visual que conjuga el humor con los títeres y es una experiencia colectiva de proximidad. Desde Argentina llega una versión libre de La Celestina en formato de tragicomedia-clown que podrá verse el 4 de febrero en la Sala Lazaroff. Clownti, proveniente de Colombia, es una farsa cómica con producción de Jabru Teatro de Títeres que se presentará en el centro cultural Goes y el MAM. Destaca la propuesta ¡Bailemos… que se acaba el mundo!, una obra audiointeractiva para bailar con el público que se realizará en la plaza del centro cultural Goes y el hall de la Sala Lazaroff. La pieza consiste en invitar a un grupo de espectadores a bailar como si estuvieran en un baile de club de pueblo. El concepto general pertenece a Christina Ruf y Ariel Dávila.
El festival presenta también tres puestas sobre experiencias vitales que marcan y resignifican la realidad. 360 gramos es un espectáculo español que roza lo poético y fusiona palabra, cuerpo y danza para hablar sobre la enfermedad mientras atraviesa el dolor redescubriendo la belleza. «Un cuerpo con un solo pecho no deja de ser bello», cita la gacetilla de difusión. Desde España también viene Loco Amoris, que narra las vicisitudes de una pareja en una relación a distancia, y, desde Argentina, Rota trabaja un costado poco visitado de la temática del femicidio. Se trata de la historia de una madre que debe reconstruir su vida luego la muerte de su hijo, que se suicida después de matar a una mujer. Una mirada diferente sobre un tema que nos toca a todos, que no centra la atención ni en la víctima ni en el victimario, sino en la soledad de una madre que busca comprensión. Con protagónico de Raquel Ameri, podrá verse en Sala Verdi el 1 y 2 de febrero.