Del mismo modo que el pobre tuvo la suerte de convertirse en una persona con las necesidades básicas insatisfechas, y los niños con problemas de conducta y déficit atencional evolucionaron de “rompebolas” a “hiperactivos”, los rumores, bolazos y mentiras hoy se agrupan bajo el pomposo nombre de fake news.
“Se ponen pillos, tiran cualquier fruta y vos comés del taper”, explicó Julio María Sanguinetti en el VI Congreso contra las Noticias Falsas y la Información Inexacta, que se realizó en Punta del Este o en La Paloma, acaso en Montevideo (algunos medios dicen que fue en junio, otros que fue en marzo, y hay quienes, intencionalmente, afirman que aún no tuvo lugar).
En dicho evento, al que concurrieron entre dos mil y cien mil personas (dependiendo del cronista), los asistentes coincidieron (o no) en que el engaño y la exageración son prácticas muy antiguas, pero que el problema es que hoy cualquiera puede mentir o replicar una farsa a gran escala. “Por eso necesitamos una ciudadanía atenta y perspicaz”, afirmó Cristina Fernández, según una radio, o Claudia Fernández, según otra.
Actualmente, el 90 por ciento de la información que circula en Internet es falsa, mintió Cnn días atrás, en un informe recogido por Telesur que, manipulando la noticia en un sentido opuesto, terminó diciendo la verdad. En este marco es que los dirigentes políticos locales firmaron un pacto por una campaña electoral limpia de falsedades, manipulaciones y embrollos. Lo que, en sí, parece una perfecta fake news.